Discurso del director saliente, Nicolás Buosoño
Discurso del director saliente, Nicolás Buosoño
Queridos colegas, amigos y amigas de la Escuela:
El domingo 3 de diciembre de 2023 se iniciaba nuestra gestión y una intensa tormenta sacudía a Buenos Aires. El lunes 4 por la mañana, un mensaje en uno de los chats de los que participaba me conmueve:
- “¡¡Se inundó la EOL!!”
- “¿¿QUÉEEE…??”
Fue el comienzo… No se había inundado: había una gotera… Luego de las reparaciones de urgencia, el cielorraso del auditorio no quedó del todo bien, las ventanas no abrían correctamente… Dos años después —presten atención al detalle—el techo está hecho nuevo.
Es una anécdota. No se suele prestar mucha atención al techo, o al piso… están. Salvo cuando no están…
El directorio de la EOL se ocupa de que estén. En palabras de J-A. Miller: “[…] procura garantizar la existencia de un ámbito de trabajo, indispensable para la formación…”1.
Me parece que esa secuencia ilustra el arco de nuestro trabajo de estos años y es una buena medida para esta gestión; tengo la impresión de que, con algunas ideas y con esfuerzo, a través de las contingencias, dejamos la Escuela un poco mejor de lo que la recibimos.
Nos apoyamos en el trabajo de quienes nos precedieron, claro, y dejamos una Escuela andando, para que la mejoren quienes nos sucedan.
Muchos colegas hacen el día a día de las actividades de la EOL, por lo que quiero empezar estas palabras en clave de agradecimiento.
Un agradecimiento personal, y en nombre de la Escuela, a cada uno por la labor que realizan para que el psicoanálisis perdure; también un agradecimiento a la Escuela en su conjunto por la confianza que depositó en mi trabajo, me honra. He tratado de hacer con prudencia, conversando, dando lugar a la iniciativa y a la creatividad de cada colega a cargo de una responsabilidad, de una instancia de gestión.
Llegado este momento de permutación, verdaderamente un umbral, miro hacia atrás considerando lo que han sido estos años de trabajo.
En un texto de 1989, “Visto desde la salida”2, J-A Miller plantea que el modo de orientarse propio de la Escuela es dirigirse a los más novatos, a los que no han hecho la experiencia; pero bajo la mirada, bajo la escucha atenta de los que si saben, de los que han estado allí. Esa presencia puede actuar como control, agrega Miller, hemos hablado de eso más de una vez en este tiempo, la última en la noche de la Comisión de la Garantía.
En esa orientación me dirijo a ustedes para decirles lo que puedo captar al momento de la salida de mi función como director de la EOL.
Habiendo atravesado un tiempo de trabajo intenso, se agolpan en mí ideas y sentimientos que me dejan con una primera convicción: lo dimos todo.
Hablo por mí, y sé que también lo hago por el directorio y por cada uno de los equipos de trabajo que le pusieron el hombro a la Escuela en este tiempo.
Ninguno de nosotros se formó profesionalmente para llevar adelante muchas de las tareas que nos tocó abordar… Con eso y todo, cada quien estuvo allí, aguantó el embate, bancó la parada, como se dice… va todo mi reconocimiento a cada uno; especialmente a las colegas con las que compartí el directorio en estos años. Ivana Bristiel, María Eugenia Cora, Paula Husni y Paula Szabo han sabido conducir con responsabilidad, imaginación, alegría y eficiencia la tarea a su cargo. Creo que han encarnado en la EOL la política de la AMP de rejuvenecimiento de las Escuelas.
Entre la variedad de actividades que se detallan en sus informes – no voy a volver sobre ellos, los debatimos hace un rato – se capta el deseo de Escuela, el compromiso de llevar adelante la transmisión de la Orientación Lacaniana apuntando al porvenir del psicoanálisis.
En el texto de esos informes está presente el empeño de poner los inconvenientes de la gestión al trabajo, con seriedad, con propuestas. Creo que esa manera de decir es un efecto de la formación que ofrece la gestión de la Escuela; que todo lo que ocurre en la Escuela sea de orden analítico entiendo que tiene consecuencias también a ese nivel.
Esta mirada desde la salida me deja además con la satisfacción de haber realizado lo que nos propusimos al momento de asumir la función3.
Quedan de este tiempo de trabajo algunos momentos memorables – les dejo a ustedes hacer ese raconto -; también quedan, por supuesto muchas cosas por hacer, por repensar, el trabajo se relanza cada vez.
En ese sentido hay algo más que, si bien estuvo en nuestras conversaciones iniciales, no estuvo dicho en las propuestas de hace dos años y que se revela como un hilo que atraviesa tanto el aggiornamento de los medios de comunicación, de difusión, de transmisión de la Escuela; como la mejora de su situación económica; la interlocución con la ciudad, con otros discursos y el florecimiento del dispositivo del cartel – se podrían resumir así aquellas propuestas de 2023.
Ese algo más es la vocación, el deseo de articulación – ese es el significante que se repite en los informes del directorio – entre las diferentes instancias, entre los diferentes espacios de trabajo, entre las distintas sedes de la Escuela. Tarea difícil, apasionante,
¿cómo hacerlo para simplificar la tarea sin banalizarla, para potenciar el esfuerzo, para evitar la dispersión, sin que por ello se pierda lo que pueda haber de específico de cada ámbito?
La Escuela cambió mucho en estos años. Creció, se agregaron delegaciones, antenas, círculos de carteles. Se multiplicaron los modos de participación, las actividades, los medios de acceso a ellas, los intereses.
Responder a esa pregunta – ¿Cómo llevar adelante esa articulación? – ha sido y sigue siendo clave para encontrar la buena manera de abordar los desafíos que implica “…mantener viva la oferta del psicoanálisis, de conectarla a nuestro tiempo”4.
Es curioso, visto desde la salida, ese interrogante cobra una relevancia nueva, y sus respuestas concretas creo que son algunas de las formas que puede tomar la posibilidad de bordear la dimensión real de la Escuela, quizás sea de los saldos más importantes de este tiempo para mí.
Las Noches de la Orientación Lacaniana han sido un espacio clave para la exploración de los fundamentos de esas respuestas, retomando cada año una pregunta extraída del curso de J. -A. Miller que elegimos como eje y propuesta de trabajo para la comunidad de la Escuela. “¿Qué es la Orientación Lacaniana?”, que tomamos del curso “Respuestas de lo real”, el año pasado, y “¿Cómo se entraman, en la práctica analítica y en el discurso que sostenemos acerca de ella, la causalidad y el sujeto?”, que extrajimos de “Causa y consentimiento”, y lo pensamos articulado también a las jornadas de la EOL de este año.
Las jornadas, un tema especial, pleno de matices.
Punto de capitón de un período de trabajo en la Escuela, este año aspiramos a que el tema de las jornadas anuales de la EOL estuviera presente, resonara de alguna manera en el tema de las jornadas de secciones y delegaciones que llevan adelante las propias, justamente con la intención de articular un trabajo colectivo que potencie sin anular los intereses de cada sede.
Las jornadas anuales son además uno de los momentos de transmisión e intercambio más destacables de la EOL en la ciudad y además una pieza fundamental en el equilibrio económico anual de la Escuela.
Quiero destacar la tarea de Viviana Mozzi y los equipos de trabajo de Jornadas, que el año pasado llevaron a buen puerto una apuesta que, vista desde la salida, se probó crucial para la vida de la EOL. Una apuesta que renovó el encuentro, dándole otro aire también a nuestra economía.
En esa apuesta fueron clave los buenos oficios de Paula Szabo, quien llevó adelante las gestiones con la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, vale la pena recordarlo.
Este año están en ese empeño Alejandra Breglia y Ana María Zambianchi, con otro equipo de colegas, quiero destacar el gran trabajo que están llevando adelante, y que encontrará su conclusión este fin de semana, todavía no terminamos de salir de ahí.
Las jornadas, un tema especial, les decía, porque tuvimos además dos jornadas de carteles notables. Su detalle está en el informe de la secretaría, solo quiero poner de relieve su importancia y la magnitud que ha alcanzado el movimiento de carteles en la Escuela, es para destacar el enorme trabajo de P. Husni y los colaboradores de la secretaría a su cargo.
Las Jornadas con practicantes de los hospitales – inicialmente una apuesta del directorio anterior – de la que la Escuela recoge sus frutos en cada vuelta. Va por su tercer año, cada vez con formato un poco distinto, aunque conservando el espíritu, no sólo de acercar a los jóvenes practicantes a nuestra comunidad de trabajo sino también de poner a prueba la formación que ofrecemos, al traernos lo más candente del sufrimiento contemporáneo.
Gracias a las Jornadas de las Secciones y Delegaciones de la Escuela, he tenido la oportunidad de conocer un poco más lo que palpita en cada una de las sedes de la EOL. Una de las tareas más gratas que me ha tocado desempeñar, conversar con colegas de todo el país de la EOL me ha enseñado, a partir de escuchar otros acentos en la clínica y en los conceptos, pequeñas variaciones, matices que enriquecen la formación.
Quiero agradecer a cada uno de los directorios con los que hemos trabajado en estos dos años su seriedad y su compromiso, reflejados en cada actividad y puesto en común en el intercambio que tiene lugar en las reuniones de directorios, en las que se comparten perspectivas, problemas, lecturas, soluciones.
Hoy tuvo lugar la última de la gestión, las voy a extrañar.
Visto desde la salida, las publicaciones de la Escuela han sido y son un tema apasionante. Clave en nuestro trabajo. Sus temáticas, el público al que se apunta, su formato, su soporte, son temas que requieren revisiones periódicas. Han sido tema de conversación permanente con el Consejo, en la Asamblea, con los directores, con los asesores, con los autores, con los lectores. Quiero agradecer el trabajo y el compromiso de A. Glaze en Lacaniana, de G. Racki en la COL, de L Valcarce en Virtualia, de C. Barreiro Aguirre y Silvina Rojas en el Blog de la EOL, de D. Amden en El Caldero, ha sido un gusto trabajar con ellos. Les cuento además que ayer cerraron su trabajo con una presentación conjunta, multitudinaria, en el Congreso de la Facultad de Psicología de la UBA.
El trabajo en el Consejo ha sido una experiencia invaluable para mí. Publicaciones, admisiones, jornadas, distintas actividades, la AMP, los Círculos de Carteles… el destino de la Escuela palpita allí en cada reunión. Quiero agradecer la interlocución en la tarea con sus presidentas Adriana Laión y Silvia Tendlarz, así como con cada uno de los consejeros con los que compartí el trabajo estos dos años, de los que he aprendido una perspectiva de la Escuela diferente.
La Red de la EOL acompañó el movimiento de toda la Escuela introducido por el Consejo y orientado por la AMP, alentando la práctica del control a partir de un dispositivo novedoso. Con Marcela Molinari, Guillermo López, Roxana Cozza, Graciela Luchi también revisamos las condiciones de ingreso de colegas a La Red. Supieron hacerla crecer.
Reconozco en la Comisión de la Garantía un espacio de formación muy importante para mí. Los detalles del trabajo también están en el informe, quiero reconocer aquí el valor de los intercambios con los colegas en la comisión.
Agradezco también aquí a Christiane Albertí por la orientación y el acompañamiento permanente al trabajo, no solamente en la Comisión de la Garantía, sino en cada instancia de la EOL que la requirió. Esperamos con ganas su conferencia el domingo en las jornadas.
Los Círculos de Carteles han sido uno de los espacios que más me ha enseñado personalmente, trabajando con ellos se tiene la sensación de ver germinar la Escuela en el terreno del instituto. Quiero agradecer a Lucas Leserre su dedicación y su disposición a conversar sobre ese campo tan innovador.
En este punto ha sido también muy útil el trabajo el consejo institucional del IOM, agradezco a Silvia Salman, Graciela Brodsky, Mauricio Tarrab, y Oscar Zack su disposición permanente a conversar sobre estos y otros temas de la Escuela.
Quiero destacar la presencia con nosotros hoy de Fernanda Otoni, Presidente de la FAPOL, que nos ha acompañado durante estos días. El trabajo con ella en el Consejo de la Fapol y en el ENAPOL es realmente para poner de relieve por su calidez y su calidad analítica. Ha sido un gusto compartir con ella esos espacios.
Un agradecimiento además a J-A Miller por su orientación, se ha mostrado siempre muy dispuesto a responder las consultas que hacían al trabajo en la EOL.
A los vecinos Pausa y el ICDEBA, quiero destacar también la camaradería en el trabajo y en los espacios compartidos.
Un agradecimiento también a Norberto, Darío, Nahuel, Ezequiel, Jessica, siempre dispuestos a dar lo mejor.
Quisiera tener unas palabras para todos aquellos amigos que, desde algún comentario, algún gesto, algún meme, acompañaron los distintos momentos de esta ardua y apasionante tarea. La EOL está habitada por muchas voces, eso me ha enseñado a reconocer un poco más la mía.
Para concluir quiero agradecer muy profundamente a mi compañera, Roxana Vogler, que no solo trabaja por la Escuela con enorme capacidad y decisión, sino que además me ha acompañado y apoyado, soportando los distintos excesos que se hacen presentes en una función como la dirección de la EOL.
Ya… listo… llegamos al final de una gestión intensa.
Los mejores deseos para Irene Kuperwajs y el directorio entrante, tengo la seguridad de que harán un trabajo excelente; además, quiero manifestar mi alegría por la ratificación del directorio adjunto, confío enormemente en el trabajo que pueden llevar adelante.
Nicolás Buosoño
1 J.-A. Miller. “Sobre la Escuela y el Campo Freudiana”, en El nacimiento del Campo Freudiano, Paidos, Bs. As. P. 59.
2 J.-A. Miller. “Visto desde la salida”, en Cómo terminan los análisis, Grama. Bs.As. p. 83.
3 Ver “Discurso director entrante”, en El caldero 33, EOL, Bs. As., p. 71.
4 Alberti, C. “Informe” como Presidente de la AMP presentado a la AGO del 28 de enero de 2023.





