Palabras del Director entrante Nicolás Bousoño
1 de diciembre 2023

Estimados Jacques Alain Miller. Autoridades de la AMP, Christiane Alberti, Laurent Dupont.

Queridas y queridos colegas, amigas y amigos de la Escuela.

A lo largo de los últimos dos años me han preguntado muchas veces: ¿Estás preparado?

También era una pregunta ineludible para mí, y entiendo que para muchos de los que han habitado estas funciones. Fui conversando, bordeando ese enigma, ensayando respuestas. Les leo la última versión.

1983. La democracia era un ideal pleno de promesas, con diversas encrucijadas por transitar y problemas por resolver… era un tiempo difícil, pero alegre. En las aulas de la Facultad de psicología de la UBA encontré docentes, compañeros y amigos, algunos también están hoy aquí… fue también el tiempo de mi encuentro con la transmisión de J.-A. Miller, en aquella conferencia inolvidable de 1989 a los estudiantes de psicología[1].

Poder hablar tenía un valor muy especial en aquellos años, muy distinto al actual. Dar valor a la palabra, la libertad de poder elegir, fue un acontecimiento que unió psicoanálisis y democracia de una manera muy íntima, profunda y duradera para mí.

Mi formación estuvo desde entonces firmemente ligada al psicoanálisis de la Orientación Lacaniana. La claridad de la elucidación teórica de J.-A. Miller, su lectura clínica, la lucidez de sus propuestas e intervenciones políticas, su coraje y el de los colegas que han venido encarnando esa transmisión aquí, le dio – y le da – al psicoanálisis de Orientación Lacaniana un vigor y una actualidad que le permite aspirar genuinamente a hacerse partenaire de la época.

Actualmente la devaluación no toca sólo nuestros bolsillos, afecta fundamentalmente a las palabras, que tienen más valor por el impacto que pueden producir que por la fixión que puedan articular. Hoy, cualquier equívoco puede volverse injuria, la posibilidad del lazo transita entre la indiferencia, lo efímero y lo amenazante… los discursos segregativos se extienden, se contagian como una epidemia.

Frente a esto, a los psicoanalistas se nos impone la pregunta ¿Cómo incidir allí para producir una palabra que valga, para sintomatizar el malestar actual? Sostener nuestra oferta, perdurar, apostando a que resuene algo del “amor en la palabra” - como lo decía una analizante hace poco.

“Es tarea de cada Escuela el encontrar el camino para mantener esta oferta viva y conectarla a nuestro tiempo”, nos señala Christiane Alberti en su “Informe” como Presidente de la AMP presentado a la AGO del 28 de enero de este año.

Hoy, nuestro desafío es seguir trabajando por mantener a distancia la “prisión burocrática” que amenaza siempre el horizonte de la Escuela, por sostenerla como una Escuela viva, “marco a lo real en juego en la producción de los psicoanalistas”[2].

Advertir que el futuro del psicoanálisis también era mi responsabilidad y que además, quería asumirla, precipitó mi pedido de ingreso a la EOL; un paso lógico, la asunción de un lugar, y un lazo diferente al psicoanálisis.

Desde entonces he participado en distintos espacios de trabajo en la Escuela, y lo he hecho con gusto. Considero que la “gestión” constituye las venas de la Escuela, allí pasa parte de la vida misma de la EOL, y donde paso una parte de la mía.

En esa tarea me he encontrado, cada vez, con colegas causados por el trabajo de Escuela y cada vez he aprendido algo de ellos. La gestión deja marcas, después de atravesar ciertas encrucijadas uno sabe, con la fórmula del futuro anterior, si tal o cual colega, o uno mismo, habrá sido de confianza. Hasta la próxima ocasión, en la que eso vuelve a ser puesto a prueba.

Creo que esa gestión compartida constituye una “Conversación” fundamental, un lugar privilegiado para que se pueda producir el encuentro entre Escuela e institución, donde se transmita un saber.

Me animo a decir que encuentro allí una de las formas en las que la democracia - aquella de hace cuarenta años - perdura; esa que implica aceptar que a veces uno no está de acuerdo, primero, con uno mismo, a veces tampoco con los otros, pero en la tarea de servir al discurso analítico[3] que nos reúne, se consiguen algunos acuerdos que lo hacen progresar entre el padre y lo peor.

Queridos colegas y amigos de la EOL, es con ese ánimo que estoy aquí hoy. Es un gran honor asumir la función de director de la Escuela, y estoy muy agradecido al Consejo Estatutario por haber pensado en mí para llevar adelante esta responsabilidad tan importante. La recibí con sorpresa y con alegría. Estos dos años fueron un tiempo de conversaciones que me permitieron calibrar la función – agradezco también a mis interlocutores en este trayecto- Nos toca ahora poner manos a la obra y transitar su imposible. Por momentos me entusiasma, eso se potencia en la tarea compartida. Estoy dispuesto a aprender, en esta tarea y de ustedes.

Quiero agradecer especialmente a Gabriela Camaly, y a cada uno de los secretarios del directorio que hoy termina sus funciones, no sólo por la generosidad en la transmisión, lo que sin dudas hizo más fácil la transición; sino también y fundamentalmente por el trabajo que realizaron estos últimos dos años.

Cada gestión de la Escuela ha sabido a su tiempo encontrar la fuerza de la intervención en los impases con los que se enfrentaron. Esta vez fueron las vicisitudes de la salida de la pandemia y los inicios de una transformación muy profunda de todas las estructuras de la EOL, realmente, dejan una Escuela floreciente.

Un amigo - una de esas amistades que se hacen de grande, con las que se comparte un cierto gusto - hace más de 60 años estudia música, y me decía “mi problema es que cada hora libre que tengo es una hora estudiable, pienso en eso todo el tiempo. La música es lo que me da vida y lo que me va a matar”. Hace poco, me describía la sensación de libertad que sintió al retomar el estudio luego de su primer día de descanso del año. Ensayaba variaciones sobre partituras conocidas, tocando las cuerdas de maneras sutilmente distintas, “a partir de esos detalles se abre todo otro mundo de posibilidades”, me contaba.

Hay algo de esa pasión que encuentra, o más bien produce, un nuevo mundo a partir de la variación sobre lo conocido, en la sutileza de los detalles, que refleja nuestra tarea. Está lo que continuará – porque algunas cosas continuarán-, está también lo que variará y que – tras mucho trabajo – quizás nos lleve hacia algún lugar novedoso.

Al directorio que me acompaña lo conocen. Ellas son ahora más bien como las amistades de la juventud, con quienes uno vive las experiencias. Paula Szabo, María Eugenia Cora, Ivana Bristiel y Paula Husni. Las cuatro son creativas, francas, lúcidas, ya en estos dos años han demostrado su capacidad y su frescura para llevar adelante la tarea.

Nos hemos reunido con regularidad, nos preguntábamos ¿cómo hacer para que la rutina y las urgencias de lo institucional no opaquen lo inaugural de la experiencia de Escuela? Algunos resultados de ese trabajo fueron presentados en las jornadas de carteles… en eso estábamos, cuando la “Nueva política juventud” nos respondió en acto…. ¿Cómo hacer para que la rutina no opaque….? J.-A. Miller responde: Política juventud.

Es la política que orienta nuestro trabajo. La “nueva política juventud”, además de la apertura al ingreso de colegas jóvenes, implica un rejuvenecimiento de la Escuela misma, una transformación profunda, una reinvención de maneras de decir y de hacer en la Escuela que nos implican a todos. Personalmente siento un desafío y un privilegio – sentimiento compartido por todo el directorio – poder ser parte de esta política desde nuestra función.

Les quiero contar algunas estrategias en las que venimos trabajando e iremos poniendo en marcha, evaluando con el Consejo Estatutario las mejores condiciones para llevar adelante cada una de ellas.

En el ámbito de la Secretaria: estamos trabajando con Paula Szabo sobre el aggiornamento de los medios de difusión de la Escuela, especialmente las redes sociales, los jóvenes ya tienen allí un lugar preponderante.

Junto con eso, nos interesa también que la página web, el canal youtube, las publicaciones y las redes sociales de la EOL tengan otra integración, más dinámica. Nos parece que allí hay posibilidades de una actualización fructífera.

Además, hemos estado explorando lugares alternativos al Hotel Marriott para la realización de las próximas Jornadas Nacionales, tenemos algunas posibilidades en el horizonte.

En la Secretaría de biblioteca, nos interesa darle continuidad a la digitalización de publicaciones muy valiosas para de la Escuela y que actualmente se encuentran agotadas.

Por otra parte, siendo las bibliotecas del campo freudiano un “eslabón práctico de la acción lacaniana”[4], con Ivana Bristiel nos propusimos fomentar la conversación con otros discursos, apuntando a la “educación freudiana de la población”. Para ello estamos pensando en temas como la Inteligencia artificial, por ej, para las noches de biblioteca y trabajando en la organización de algunas actividades fuera de la sede de la EOL.

Con respecto a la Secretaría de carteles, el órgano base de la Escuela muestra una vitalidad extraordinaria que requiere una continuidad, sin dudas. Estamos pensando, además, junto con Paula Husni, el modo de introducir alguna sutil variación en torno a los productos de los carteles para que puedan articularse con temas de interés para la Escuela. Iremos evaluando por donde nos lleva a medida que avancemos.

Incluiremos en algunas actividades de cada secretaría a “miembros bajo condiciones” para que puedan realizar su experiencia de inmersión en la Escuela.

También deseamos llevar adelante las II Jornadas Clínicas “Hospitales y Universidad”, luego del suceso de las primeras, pensaremos como variar sutilmente su melodía.

Debemos hacer mención al difícil contexto económico del país. Si bien, como han escuchado en los informes la economía de la Escuela no está en un punto crítico, el contexto mismo la fragiliza. Hemos hablado con María Eugenia Cora no solamente de optimizar los costos, sino también de encontrar maneras de mejorar los ingresos para intentar que la carga no recaiga totalmente sobre las adhesiones; el margen es estrecho, pero estamos en la búsqueda de alternativas.

No cuesta tanto imaginar que este tema afecta muchos aspectos de la vida cotidiana de la EOL. Es importante por esto mismo que en el verano no se olviden de pagar sus adhesiones, un problema repetido verano tras verano.

Este tema afecta también a las publicaciones de la Escuela, cuya política deberemos volver a considerar en su actualidad, aunque no solamente desde el lado económico, por supuesto.

Con respecto a las noches, coloquios y otras actividades de formación que les propondremos, tenemos algunas ideas que es necesario conversar con el Consejo para definir su oportunidad.

La publicación del Seminario 14, de J. Lacan, un acontecimiento editorial, epistémico y libidinal mayor para nosotros, y la próxima aparición de un nuevo curso de J.-A. Miller merecen un lugar preponderante en el trabajo del año entrante.

La apertura efecto de la nueva política juventud abre justamente a temas de la política del psicoanálisis. En consonancia J.- A. Miller nos advierte[5], que la apertura de las Escuelas trae como correlato el riesgo de disolución del psicoanálisis puro, abordaremos seguramente esa problemática que no deja de retornar. Nos interesa articular estos temas y algunos otros que han quedado como saldo del trabajo de este año, con un curso de J.-A. Miller del que ya les haremos saber.

Tenemos por delante también el XIV Congreso de la AMP, y entonces también los temas que surjan del trabajo que allí se produzca.

Hace pocos días, Gabriela Camaly preguntaba: “¿Están listos?”, le respondí un poco como comencé estás palabras. Ella me señaló: “no es lo mismo preparados que listos…”

¿Preparados? …listos…. Ya! Empezamos