El Tao es siempre caudaloso
Y por mucho que actúe
Nunca contiene nada.
Tao
El título de este trabajo tiene que ver con una pregunta que Lacan formula en una conferencia de prensa de 1974, en el Centro Cultural Francés: ¿de qué barandilla el analista debe sostenerse para no desbordarse de su función, para poder intervenir de manera sobria y eficaz? ¿Como sostener el lugar del analista?
El Tao designa el vacío original de donde emana el soplo primordial que es el Uno. El Uno se divide en dos soplos vitales que son el yin y el yan, pero al dos viene agregarse el tres, que es el soplo del vacío central. Es a través de la intervención de éste último que el yin y el yan entran en un campo a la vez abierto, distanciado e interactivo y por su interacción , acceden a la transformación mutua.. Los chinos han concebido la palabra Tao como la creación y la macha del universo. Pero lo que no cambia es el Vacío mismo, de donde surge constantemente el soplo. En chino la palabra Tao quiere decir Vía, verbalmente la palabra quiere decir también hablar. De manera que en función de un juego fónico en francés, se puede decir que el Tao está dotado de un doble sentido (la voie, la vía y la voix la voz). El Tao tiene que ver con un orden de la vida, al mismo tiempo que un orden de la palabra. ¿Que es lo que hay que llamar la vía del psicoanalista? Cheng nos dice que en sus diálogos con Lacan éste buscaba el camino por donde lo que tiene un nombre y lo que no tiene nombre se articulan. Es por ese sesgo que podemos pensar el lugar del psicoanalista, el vacío medio, versión del litoral que separa dos cosas que no tienen ningún modo de mantenerse juntas. Esto nos lleva a abordar la problemática entre los lazos del sentido y lo real.
Lacan nos dice en relación al Tao, que se articulan dos registros: el hacer, el hablar, lo que no tiene nombre y el nombre., lo que es no habiendo deseo y lo que es habiendo deseo. Habrá que ver como mantener juntos estos dos extremos o más bien lo que Lao Tse propone para vivir con este dilema. Lacan se pregunta que uso dar a esto, como mantener juntos estos dos registros. Una vez que se aisló lo real, lo simbólico y lo imaginario, el sentido y lo que está fuera de él, la cuestión es en efecto cómo vivir con este dilema. Hablamos de Lituraterre, donde Lacan en los años 70, aborda la problemática entre los lazos del sentido y lo real, allí propone elaborar a partir de la diferencia entre semblante y litoral diferentes experiencias de comunicación. Da como ejemplos la comunicación científica que se presenta de tal manera que está excluido el sentido. El otro ejemplo es el sistema que tiene la lengua japonesa regido por leyes de cortesía, un ejemplo es la práctica teatral del buranku, que es un arte mixto: son títeres, tallas de madera de aproximadamente cerca de un metro de alto, sus cabezas cuentan con mecanismos que les permiten mover los ojos, las cejas y la boca. Los títeres se acompañan siempre por un recitado y música. Los personajes importantes requieren tres manipuladores, el maestro y dos ayudantes. Sólo el maestro es visible en la representación.
Barthes en El Imperio de los Signos trata la escritura japonesa para plantear la cuestión de la arbitrariedad social histórica de los signos, a diferencia de la búsqueda occidental por el significado. Ya desde el punto de vista gramatical la lengua japonesa ofrece a cada sujeto la posibilidad de distinguir entre varios yo. El yo se determina en función de los interlocutores, ya sea se dirija a un superior o a un compañero de trabajo. Esto es un indicio de la inclinación de los japoneses a concebirse menos como sujetos definidos que como parte del grupo en función de cierta adaptabilidad al mismo que proviene del deseo de los sujetos de esta cultura de no entrar nunca en conflicto con quienes lo rodean . Lacan nos dirá en ´´Lituraterre´´ que el sujeto oriental se apoya sobre un cielo estrellado y no sólo sobre el rasgo unario, para su identificación fundamental, explica que pueda apoyarse en el Tú, es decir bajo todas las formas gramaticales cuyo mínimo enunciado se modifica por las relaciones de cortesía, que éste implica en su significado.
En la lengua japonesa hay correspondencia del cifrado con el descifrado, que es automático, se pasa del registro de la letra a la palabra. Los japoneses no se interrogan sobre su discurso , lo retraducen; no necesitan del discurso analítico; pueden sustraerse por medio de la escritura de los artificios del inconsciente, que requiere la palabra. Del mismo modo como en el bunraku , todo lo que se dice podría ser leído por un recitador. Podríamos decir que el sujeto japonés se sostiene como un intérprete justamente por que no se necesita la interpretación ni busca ningún significado .
Lacan aborda el lugar de la letra, su relación con los semblantes y los efectos de sentido y por otro lado en sus dos aspectos: la letra que produce agujero y que perfora y la letra como objeto a. De ahí su reflexión sobre la historia de la escritura en Literaurre a la que corresponden dos abordajes relativos a las dos tradiciones: la occidental , alfabética y la oriental ,ideográfica.
Entre saber y goce hay litoral que solo mira a lo literal. Litoral es el borde que separa la letra a del saber. Entre efecto de sentido y lugar del goce ya no hay una frontera sino una línea que por todas partes es heterogénea .Es una manera de mostrarnos de Lacan que no existen frontera sobre todo entre un interior y un exterior. Lo relevante es que la división entre saber inconsciente y goce se produce del lado del sujeto.
¿Qué sucede cuando el sujeto ya no está representado en el Otro?, cuando el sujeto ya no se aliena en el Otro sino que se vuelve el desierto de la cosa? Y, cuando esto ocurre, el sujeto se aferra a lo que es su punto de amarre, el objeto a y la letra, se vuelve litoral del saber. Ruta desértica en el vuelo de Lacan sobre Siberia, retornando de su viaje al Japón.
Una caligrafía, pura huella, que opera en el desierto sin significar.
Que el Tao por mucho que actúe nunca contenga nada , no es en absoluto la nada sino lo latente del proceso. El hay es el florecimiento de un proceso continuo. El psicoanalista es aquel que sabe que los universos de discurso del parletre están regidos por una imposibilidad que marca un agujero :la de la escritura sobre la relación sexual, en tanto cifra, no cesa de no escribirse. Este agujero debe ser concebido según la modalidad de lo imposible. Este real caracteriza el impasse de escritura en lo sexual, por el hecho de que no hay relación sexual. Es decir que no hay saber inscripto, en el inconsciente, sobre las relaciones entre los sexos, que pueda corresponderse a un saber instintivo.
Es desde el lugar del psicoanalista donde se puede hacer surgir el vacío medio actuante, actuar al modo de no actuar para mantener juntos aquello que no se mantiene junto: lo real y el sentido, el hacer y el hablar. Es poder mantenerse en su lugar allí donde la letra inscribió el litoral de todo saber posible transformándolo en un vacío intermedio actuando. |