Lacaniana |
Número 14 |
El pase |
Ocuparse de la payasada |
Gustavo Stiglitz Mientras escribía para hoy tuve la siguiente experiencia sonora: en una tarde soleada en una ciudad del conurbano se escucha desde una plaza, el ronroneo de un predicador. No se distingue ninguna palabra. Es la catarata monocorde de una voz sin solución de continuidad ni inflexiones. Como una lluvia. Sobre esto suena una música de percusión y trompeta. Los músicos ensayan en otra plaza pública más cercana. Hay errores, paran, repiten, suena mejor. Conversan para ponerse de acuerdo. Cada uno con su instrumento agrega una diferencia al conjunto sonoro. Es el lenguaje musical, en el que la pulsión recorre los cuerpos que se mueven al son de los tambores... |