Jacques Lacan

No es casua que entre mis alumnos haya sido una mujer quien hizo todo un parloteo sobre el deseo de saber. Sin duda no lo extrajo de mí. Jamás le sugerí siquiera algo semejante. No hay ni sombra de deseo de saber, dejando de lado algo sobre lo cual me interrogo aunque nada puedo decirles al respecto porque nada sé. Me refiero a que, si bien las matemáticas –que no pueden operar a menos que sean un efecto del inconsciente– no producen el menor deseo, es curioso ver que prosiguen. Es de suponer que entre las personas de nuestra especie haya matemáticos, pienso que quizá no haya dos en esta sala –hablo de verdaderos, apasionados. Dejando esto de lado, no existe el más mínimo deseo de saber. No existe el más mínimo deseo de inventar el saber...