Colofón |
Número 20 |
La psicosis |
Presentación Lacan lee en Freud neurosis, psicosis y perversión como tres diferentes resoluciones del complejo de Edipo; con estas estructuras freudianas sostiene un estatuto simbólico de la estructura. Posteriormente, en El seminario 17, explica que llamará estructura a lo imposible. Luego, dará cuenta de los avatares de un análisis en términos de diferentes posiciones respecto de la estructura en su estatuto de real como imposible. Tomemos hoy dos de ellas según "El seminario 24, L'insu que sait de l'une-bévue s'aile 'a mourre": la posición de la debilidad mental y la posición de la psicosis, que son dos modos distintos de morir por la verdad según cada sujeto supla la falla estructural, o dos posiciones respecto del saber acerca de la relación sexual, de la que nada se sabe. Entonces, la posición de la debilidad, la posición de la psicosis. Recordemos que si hay ética hay sujeto y que lo doloroso de la posición de la psicosis es la muerte del sujeto, que está incluso fuera de la moral ya que es inimputable para la ley jurídica. En la clínica se trata de dirigirse a hacer fracasar esa muerte, como un tratamiento posible. Tomemos la consideración de diferentes posiciones acerca de la estructura en tanto real, a partir de enunciados que presentaban tres posiciones respecto del saber sobre la relación sexual: "el otro sabe todo de mí", posición de la psicosis; "el otro sabe algo de mí", posición de la neurosis; y agrego hoy: "sé algo pero no" posición de la perversión. Son distintas posiciones respecto del tratamiento de la imposibilidad de la relación sexual, es decir, respecto de la estructura. En la clínica, con relación a la posición de la debilidad mental se tratará de obstaculizar la coincidencia del sujeto consigo mismo, y en la posición de la psicosis, de obstaculizar la superposición del sujeto con el objeto. Dado que el sujeto encarna el objeto, se intentará disputarte ese lugar, como un intento de hacer fracasar la muerte del sujeto. El sujeto llamado psicótico no dispone de otro de sí, no hay recuperación de goce, no hay plus de goce; entonces, no hay localización de goce y la concomitante, recuperación. En la debilidad, la recuperación es neta. Como en la clínica de la psicosis hay goce pero no recuperación, el sujeto no queda homologado al plus de gozar. De allí la necesidad de entrar de otro modo que con el tratamiento simbólico de lo real. Lacan sitúa al psicótico o al loco en el exterior, en un afuera no recuperable; exterioridad, goce, lenguaje, no están esencialmente disyuntos. Para cualquier hablante el goce es exterior, pero en la psicosis no sobreviene ninguna recuperación, lo que explica la experiencia de muerte subjetiva; allí es cuando menos dispone del objeto. Así como Freud se orientó por las histéricas para inventar el psicoanálisis, Lacan se orientó por las psicosis para dar pasos en el psicoanálisis, más, allá de Freud. |