Serie "Testimonios y Conferencias" |
Pase y transmisión 3 |
Apuntes para la Elaboración del Testimonio en un Cartel del Pase |
Por Luis Erneta 1 - El testimonio es un texto cuyo original está perdido; esta condición estructural hace el lugar al texto del testimonio, que por esto mismo vale como original, si le damos el alcance de texto inédito, escrito pero no hecho público. El estilo del testimonio es el Otro al que el pasante se dirige. El texto requiere un lector permeable a la enseñanza eventual que proporcione su lectura. Y aunque el cartel no está ahí para comprender la vida del pasante, no está por ello menos implicada en lo que transmite del análisis. Pero se trata de una vida reducida a texto corriente, como la llama Lacan, "cadena bastarda de destino e inercia, de tirada de dados y de estupor, de falsos éxitos y de encuentros desconocidos." ("Palabras sobre la causalidad psíquica"). 2 - El concepto de pase ordena su práctica; a la vez la práctica del pase ordena su concepto. Es congruente que una práctica aplique a la evaluación de sus resultados los mismos principios que ordenan y regulan su ejercicio. El dispositivo del pase, como montaje cuasi experimental, que recoge y evalúa el saldo de saber producido en un análisis, está ordenado por la orientación teórica que nombra a esta Escuela. Los resultados obtenidos, efectivos, son índices mediante los cuales cotejar la realización efectiva, diversa, de la teoría que orienta a la experiencia. El pase puede iluminar, permitir constatar, incluso garantizar, algunas certezas que la teoría postula. Estas certezas permiten validar los postulados teóricos y ratificar que hay un real que responde al concepto. 3 - Entre el texto del pasante y el cartel están los pasadores. Hoy podemos afirmar con más seguridad que el modo de necesaria elaboración con que el pasador transmite el texto del pasante implica la condición de no ser prescriptiva, esto es, estar despojada de la afección subjetiva eventualmente surgida en las entrevistas. La metáfora de placa sensible es congruente con la posibilidad de escuchar algún saber inaudito que el pasante transmita. Es por eso que conviene que el pasador no haga pantalla a la recepción ni a la transmisión de la que se hace portador. Los pasadores suelen ser sensibles a la ausencia de conectivas lógicas que existe a veces entre premisas y conclusiones; o aún, a conclusiones cuyas premisas faltan, pese al esfuerzo por obtenerlas en las entrevistas. Nos parece que conviene preservar ese hiato en la transmisión, sin darle ningún sentido. La elaboración del cartel se beneficia de la posición no interpretativa del pasador. Esto no impide al pasador ordenar la lógica del testimonio escuchado tal como puede captarla en el propio testimonio. 4 - Los pasadores son dos, el testimonio es uno. Como un testimonio a dos voces. Esta forma de situar la cuestión nos parece congruente con la apreciación de que la doble comisión del pase, los dos carteles, elaboran una experiencia común y los resultados han de situarse como resultado común, dado que no son patrimonio de los carteles, sino de la comunidad a la que se exponen. Sin llegar al extremo de la efusión amorosa (dos carteles y un solo corazón), tomarlo así es dar lugar a la contingencia y a lo posible. Nos parece un error introducir las categorías verdadero y falso, y distribuir esos valores entre dos testimonios de un pase. Si se trata de saber, sólo cabe la vía demostrativa y su prueba será lógica. La prueba de y por la verdad es pertinencia de los tribunales. La discordancia a veces notable entre dos versiones recogidas de un pasante, hace más patente la necesidad de estar advertidos contra la proclividad eventual de caer en el error mencionado. La contrafigura de esto, sería escuchar dos versiones idénticas. Tendríamos así el paradigma de un testimonio que se significa a sí mismo. Colmo del sentido, como llama Lacan al enigma. El dispositivo actúa como garantía de imposibilidad de ese efecto y provoca una elaboración que actualiza la división estructural entre enunciado y enunciación. El trabajo de elaboración del cartel opera para aislar en el saber supuesto al enunciado, la marca que en la enunciación certifica el núcleo real al que dicho enunciado le presta envoltura formal. 5 - La elaboración más íntima, que opera en el registro de la palabra, requiere su transcripción en un texto cuyo fin no es sólo la comunicación de resultados, necesaria, pero no simple estadística, sino la transmisión de lo que se ha aislado como saber textual. Situar la elaboración del cartel como vía de transmisión a una comunidad que no se agota en nuestra escuela, nos parece congruente con el esfuerzo que implica ese cambio de perspectiva propiciado por J.-A. Miller, que aspira a su vez a ser congruente con la perspectiva indicada por Lacan. El término perspectiva arrastra resonancias de su origen y ligadas a las reglas de composición del espacio visual, aun después que la geometrización del espacio introduce la posibilidad de su cálculo matemático, en aras de la proporción armónica. Horizonte forma parte también del concepto de perspectiva. Hablar de ventana del fantasma puede arrastrar también esas resonancias. De ahí que cambio de perspectiva no significa sólo cambiar el punto de mira; en verdad habría que dejar esa homología, o saber al menos que perspectiva implica una dirección realmente orientada. Si decimos "lo real del síntoma" sería congruente que el cartel elaborase el testimonio como un texto que permite, a veces, ceñir un real que tome valor de goce contingente. Aunque sólo valga como propedéutica, o aforismo, podemos decir que la cinta de Moebius construida con una tira de papel, sólo es soporte visual de un corte invisible. De modo que el cartel del pase, en su concepción misma, en su concepto, deberá soportar, tal vez, lo que Bachelard llamaba capacidad de deformación. En cuanto al lugar del fantasma, nos basta por ahora aplicarle la fórmula conocida: se puede prescindir de él a condición de servirse de él. |