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Entrevista de actualidad 7

Lunes 20 de octubre de 2008
Una contribución de Alain Merlet y de Gilles Chatenay
Publicado en 74, rue d’Assas en Paris 6° por JAM

Contribuciones al debate. Este número entrega el texto de Alain Merlet redactado para el boletín electrónico de Bordeaux, y el de Gilles Chatenay, del CPCT-Nantes, recibido el viernes por la noche.

Antibes: Franck Rollier me confirma la celebración de la Conversación el sábado 6 de diciembre, y la participación de Marsella y Niza; Jacques Ruff me anuncia la del equipo de Gap, que prepara con él la apertura de un CPCT para enero de 2009.
Barcelona: Elvira Guilanya y Xavier Esqué, responsables de la FCPOL (Federación de los Centros psicoanalíticos de orientación lacaniana, creo), me proponen venir para una Conversación "sobre el presente y el porvenir de los CPCT en España". Les agradezco esta invitación, y acepto en principio: la fecha, el lugar, las modalidades, quedan por debatir.
Bordeaux: la conversación sobre el "fenómeno CPCT" tuvo lugar el sábado como estaba previsto, de 14:30 a 18:30 con una pausa intermedia de 30 minutos, y una copa al final; los participantes fueron alrededor de 130, los debates están en curso de desgrabación, y la transcripción será publicada on line a medida que estén disponibles. El boletín electrónico ha sido difundido a los participantes en la mañana del 17 de octubre, será ubicado sobre el sitio forumpsy.org, no desde hoy, como había sido anunciado, sino el fin de semana, las correcciones se verifican necesarias.
Bruselas: Anne Lysy-Stevens me informa de la reunión pública prevista en Bruselas para el sábado 29 de noviembre próximo, que reunirá a los CPCT de Bélgica (CPCT-Bruselas, abierto desde el 2007; CPCT –ados de Charleroi, que acaba de abrir; Unidad psicoanalítica de orientación (UPO), que funciona de hecho como un CPCT desde noviembre de 2005). Me invita a ir allí. Reservo mi respuesta, y lo discutiré con A.Lysy, confirmando mi llegada a Bruselas.
Lyon: Jacques Borie propone el sábado 21 de marzo para la Conversación prevista. A discutir.
Milán: estaba previsto que fuera de nuevo a Milán para una segunda Conversación clínica después de la del año pasado; Luisella Brusa, que dirige la sede de Milán del Instituo freudiano, es responsable de su organización. Marco Focchi, presidente de la SLP, me propone tener una Conversación sobre las relaciones a establecer entre los diversos Institutos creados en Italia desde el último año. Les propongo a los dos responsables de ver si estas dos Conversaciones podrían juntarse, en el mes de abril por ejemplo.

ALAIN MERLET
LECCIONES PARA ELPSICOANÁLISIS PURO
"Tú que has participado en los comienzos del CPCT calle Chabrol y en la experiencia del pase ¿querrías hablar rápidamente del tema: Lecciones para el psicoanálisis puro?" me pidió Philippe La Sagna. Esta incitación me vino de perilla en lo que me concierne porque me daba la ocasión de decir lo que me tenía muy interesado después de la última conferencia institucional.
¿Qué pasó con el CPCT, el fenómeno CPCT un instante puesto por las nubes en la Escuela, no habría sido más que un meteoro pasajero y porqué?
Voy a intentar responder a esto.
Al principio, he participado con entusiasmo en una experiencia que deslocalizaba y desconcertaba mi práctica de analista en lo privado. Allí se había propuesto, una especie de apuesta insensata de querer ofrecer al que viniese, un auténtico tratamiento psicoanalítico gratuito y de duración limitada, sin poder elegir su analista. Se trataba de un tratamiento psicoanalítico pero sin embargo no de un psicoanálisis propiamente dicho. Esta creación no tenía otra garantía más que la que había acordado la Escuela a una decena de analistas veteranos entre los cuales figuraban algunos antiguos AE. Estos analistas del grupo A tenían a su cargo las primeras entrevistas para juzgar rápidamente, la oportunidad de un tratamiento y llegado el caso, dirigir al sujeto a otro practicante en formación del grupo B, al que le sería transmitido sucintamente una orientación para la dirección del tratamiento.
A decir verdad, a pesar de estas precauciones, no sabíamos exactamente a dónde eso nos llevaría, y es justamente en esa preocupación por un saber a constituir a partir de la precariedad de esta experiencia, que residía para nosotros todo el interés de esta aventura.
Muy rápidamente fueron colocadas en lugar y en función reuniones, a fin de poner cada vez el punto sobre nuestra acción. Una atención bien particularizada fue acordada a la clínica del caso. Su informe escrito por parte del practicante, era cada vez el objeto de una lectura rigurosa por parte de un analista del grupo A encargado para este función, al cual debía responder el practicante. Seguidamente, un tiempo extenso era acordado para la discusión con la sala, tanto con los A y los B. Las opiniones eran a menudo contradictorias, sin embargo, se desembocaba siempre en un esclarecimiento del caso, en un diagnóstico de estructura y en una orientación para la continuación de la cura. Así muy rápidamente se constituyó al caso por caso una clínica de esta experiencia. A partir de sesiones examinadas cuidadosamente una por una, evaluando la demanda, precisando la función de la queja y teniendo en cuenta la estructura, se apuntaba la mayoría de las veces a encontrar un punto de capitón para los sujetos que en su mayoría se trataban de psicosis ordinaria. Una atención muy particular se acordaba al inicio y a al final de estos tratamientos de manera que tanto los analistas del grupo A como los del grupo B eran puestos en cuestión. Los primeros debían entonces presentar en detalle las modalidades de su consulta y decir lo que habían transmitido a los analistas del grupo B, a lo que estos últimos hacían o no eco en la discusión.
En suma:
- Atención extrema a las sesiones leídas en su literalidad.
- Precisión en cuanto a la dirección y a la orientación del tratamiento hacia el síntoma soportable.
- Desciframiento a mínima del inconciente transferencial.
- Obtención de una satisfacción al final.
Todo esto no era sin evocar a través de ciertos trazos algo del psicoanálisis puro, mismo si esto no era más que el semblante. El fuera de sentido de tales tratamientos hacía que hubiera allí psicoanálisis y no psicoterapia. En su curso del 10 de enero de 2001 publicado en el Nº 48 de la revista de "La cause freudienne", Jacques-Alain Miller considerando que el psicoanálisis fuera-de-sentido profundiza la diferencia con la psicoterapia, remarcaba que esto tendía a borrar la diferencia entre el psicoanálisis puro y el psicoanálisis aplicado a la terapéutica, ya que los dos conducen a una satisfacción. Jacques-Alain Miller llegaba incluso a decir: "En la perspectiva psicoanálisis fuera-de-sentido, la diferencia de psicoanálisis puro y psicoanálisis aplicado a la terapéutica, es una diferencia inescencial". Se capta allí que ciertos practicantes experimentados en la dimensión práctico-clínica del CPCT, se hayan podido engañar al punto de creerse haber devenido analistas de hecho.
Por mi parte, yo he dejado el CPCT-París por razones personales, pero he conservado el contacto gracias a los informes RIM que he podido leer. Ya he constatado cuánto nuestras reuniones tendían a estar trabadas por el relato de tratos con el fin de obtener las subvenciones y por la preparación de jornadas apuntando a lo impecable y a lo conveniente de las presentaciones de los casos delante del gran público. Esta tendencia bien legítima se acentuó con el correr de los años. Al costado, o quizás a causa de esto, el modo de trabajo en el CPCT en cierta manera se hizo pesado, las discusiones se volvieron más sofisticadas cuando no giraban hacia la psicología clínica. En resumen, la bailarina de la Escuela de la Causa, así se calificaba al CPCT en sus comienzos, a fuerza de quererse presentable y en razón de su éxito ha engordado.
Cada uno ha querido su parte de la torta hasta que Jacques-Alain Miller viene a denunciar lo que tenía de indigesto con el exceso de sus pretensiones terapéuticas.

GILLES CHATENAY
LIVIANDAD
Querido Jacques-Alain Miller,
¡Respiro! Sus intervenciones recientes y la conversación que ha impulsado dan una bocanada de aire fresco.
Hemos iniciado, con Bernard Porcheret, el CPCT-Nantes como una institución tan liviana como fuera posible. La razón de esta orientación era simple: si queremos que se dirijan a nosotros aquellos que son o se sienten excluidos, o aquello que rechazan el lazo social (a menudo son los mismos), o aún aquellos que sufren por su dependencia del lazo social (y aún, son a menudo los mismos), era necesario que pudieran encontrarnos directamente, sin ninguna cuestión previa, sin que la institución y su pesadez se interponga. Llaman por teléfono, tienen una entrevista, encuentran un analista. Sin filtro. Y continúan, si quieren. Por un tiempo limitado, si quieren. Institución tan liviana como sea posible.
Institución liviana, funcionamiento liviano: para los practicantes, dos horas de entrevistas por semana con los pacientes, un control individual, un grupo clínico y una reunión institucional por mes.
Gracias a la insistencia de Jean-Louis Gault, sólo son presentados en grupo clínico o en reunión institucional, los casos en los cuales la intervención del practicante está concluida, sean las consultas o el tratamiento. Las incertidumbres o inquietudes en curso en las consultas o tratamientos deben ser tratadas en el control individual. Institución liviana que intenta transmitir que no puede y no quiere que su mirada o la del grupo de practicantes, se quiera sostén, o alivie al practicante de la responsabilidad de su acto.
Y sin embargo, si hay institución, si el practicante sólo puede ejercer a partir del significante de ésta –los pacientes no llaman a tal practicante, sino a la institución, a uno cualquiera de los significantes de la institución– la transferencia previa es orientada hacia la institución, y su responsabilidad está de entrada comprometida.
De donde la necesidad lógica de un seguimiento de lo que se hace, en continuo. Mínimo, ligero: "He visto a Mr Untel tal día, decidí orientarlo hacia un tratamiento, decidí concluir el tratamiento, lo invité a consultar a tal médico", etcétera.
Esto supone una confianza acordada, que es necesario asegurar permanentemente por las presentaciones de casos.
Los practicantes invitados a intervenir en el CPCT-Nantes han sido, primero, los enseñantes de la Sección Clínica de Nantes, más el aporte de Monique Amirault. Cuatro consultores, Monique Amirault, que nos pidió participar en nuestra aventura, y de la cual lamentamos el entusiasmo, la agudeza y el calor humano, ya que nos deja para construir un CPCT en Angers, Jean-Louis Gault, Bernard Porcheret y yo mismo, quienes éramos responsables de los dos grupos clínicos. Los otros se dedican a los tratamientos.
Delante del despliegue de demandas, hemos recibido después de un mes y medio de actividad, después al final de la primavera, en tanto que practicantes "tratamiento", participantes desde hace mucho tiempo en la SCN que conocíamos por estar en análisis o en control con nosotros. Somos en lo sucesivo veintidós practicantes, de los cuales ocho son consultores (los miembros de la ECF), e integraremos a partir de ahora pocos nuevos practicantes.
Una institución liviana: de entrada, Bernard Porcheret y yo mismo habíamos elegido sólo pedir a las instituciones (Alcaldía, consejo General) el mínimo necesario para el funcionamiento del comienzo de la experiencia del CPCT: un local y el financiamiento de algunos gastos de funcionamiento. El Consejo General de Loire-Atlántique nos ha asignado 8.000 euros, la Alcaldía de Nantes ha puesto a nuestra disposición, por dos años, un local. La ACF-VLB ha aceptado financiar nuestras inversiones de inicio (instalación, amueblamiento, material informático: 7.000 euros), y la sección Clínica de Nantes nos ha acordado una subvención de comienzo para el primer año de funcionamiento (10.000 euros).
Aún resta que no sabemos cómo financiar el funcionamiento corriente del CPCT: ¡8.000 euros sólo cubren siete meses de secretaría (mitad de tiempo) y la limpieza! Ahora bien, la secretaría es una función crucial en nuestro funcionamiento (se trata de recibir los llamados, de dar las entrevistas, de informar a los practicantes, de llevar la agenda, de hacer todas las tomas de datos informáticos, etcétera).
Trabajo en la búsqueda de financiamientos, pero es un verdadero infierno, incluso con nuestra orientación de liviandad: prácticamente todos los financiamientos públicos o privados, no se hacen desde ahora más que por "proyectos" destinados y fechados o inversiones materiales, lo que significa que no se puede obtener financiamiento para el funcionamiento. Esta búsqueda de subvención es pesada, muy pesada; la institución que inventamos todos los días se vuelve pesada, en todo caso para aquellos que se ocupan de su perennidad, mismo si intentamos preservar los pacientes, primero, y los practicantes por supuesto.
De donde la bocanada de aire que usted me aporta: los CPCT deben permanecer instituciones livianas, y debemos inventar modos de funcionamiento que no exijan una ayuda demasiado apremiante de las instituciones del Estado o de instituciones privadas.
Saludos.

 
Traducción: Silvia Salman