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Textos presentados
Comisión de Garantía

Notas para una «clínica de la garantía»
Por Gabriela Camaly

En primer lugar, quiero retomar una señalamiento de Christiane Alberti durante una conversación este año. En el momento en el que la Escuela se interesa en las admisiones y al mismo tiempo que la AMP promueve la NPJ, la Escuela se preocupa por la designación de los AME. La Escuela se interesa en la formación de los más jóvenes y al mismo tiempo se interesa en la garantía de la práctica del psicoanálisis que está en el horizonte. No se trata de otorgar un título, sino de reconocimiento de la práctica.

1. Orientación
Retomo la orientación ya transmitida en el Informe de la C. de la G. el año pasado: "Las entrevistas no aseguran una designación, sino que ponen en acto que la Escuela se interesa en la práctica y la formación de sus miembros y se hace responsable de la garantía que designa, en el caso de que la misma se produzca. En este sentido, las entrevistas son un elemento más del cual servirnos en el trabajo".

El trabajo de la C. de la G. va más allá de la designación de AME porque la Comisión trabaja a partir de la pregunta: ¿qué es un AME? ¿Qué espera la escuela hoy de una AME? Si bien hay un imposible en juego y no podemos definir qué es un analista, es posible constatar que hay una práctica que permite leer que hubo el deseo del analista que ha operado.

Primeramente, el trabajo de la Comisión se centró en la discusión sobre cada uno de los nombres de colegas propuestos por los miembros de la Comisión.

En segundo lugar, una vez que hubo acuerdo en la pertinencia de cada entrevista, se definió la realización de las mismas. Es decir que las entrevistas son ya una consecuencia del trabajo que la C. de la G. realiza. Las entrevistas estuvieron orientadas por un deseo de saber sobre la práctica de los colegas, sus recorridos de formación y muy especialmente su propia práctica del control, así como también si ellos mismos ya funcionaban como analistas para el control de la práctica de otros colegas en formación.

En un tercer momento, la comisión trabajó detalladamente sobre la información aportada en las entrevistas. Asimismo, la Comisión estableció contacto con los analistas referidos por cada colega entrevistado para corroborar la información, pero también para recibir los aportes que los colegas consultados consideraran pertinentes.

Esta modalidad de trabajo aportó importantes esclarecimientos sobre los recorridos de formación de los colegas entrevistados así como también sobre la práctica del control en nuestra Escuela que si bien no está regulada, es deseable. Es más, justamente porque el control no está regulado, es necesario que haya un deseo de control que circula en la comunidad analítica.

2. A cada título, su lógica
Cada título con el que la Escuela nombra a sus miembros se sostiene en una lógica muy precisa -ni democrática, ni grupal, ni burocrática, ni jerárquica, ni distributiva-, sino una lógica que se anuda al discurso analítico y que fue instaurada por Lacan.

En la admisión, se trata de la posibilidad de inscribirse como AP en la medida en la que cada uno declara sostener una práctica analítica y su deseo de enlazar su formación a la escuela.

Para el AE, la nominación es la respuesta que la Escuela da a su demanda de ser reconocido por la finalización de su análisis y su deseo de transmisión.

En el caso del AME, no hay una demanda en juego. Es la Escuela la que se interesa en la formación y la práctica de sus miembros y los reconoce en función de lo que de su práctica se pudo constatar. Es la Escuela la que reconoce que hay allí una práctica que de cuenta de la formación que ella misma dispensa.

Entonces, cada designación deviene un acto político, esto es, «un acto de Escuela».

Y el trabajo de la C. de la G. así sostenido constituye «una experiencia de la vida de Escuela».

3. Confianza sí o no
En el "Acto de fundación" Lacan afirma de manera contundente que el psicoanálisis "solo puede ser transmitido de un sujeto a otro por las vías de la transferencia de trabajo"[1]. En cierta ocasión sostuve que para que eso sea posible es necesario un acto de confianza.

Recientemente, en su intervención en la EOL, Laurent Dupont afirmó que la confianza no existe porque no hay relación sexual. Por eso son necesarios los estatutos, los reglamentos, las permutaciones, que aseguran que no haya demasiados excesos de goce que perjudiquen los lazos asociativos. Acuerdo plenamente.

Teniendo esto en cuenta, quiero repensar algo que escribí el año pasado en una nota del El Caldero n. 31. Allí decía: «No me refiero a la confianza tonta que cree en el otro porque lo reintegra en su propio imaginario y se identifica, sino a la confianza que puede surgir como consecuencia de la puesta en juego de una ética, de lo que el acto transmite haciendo pasar la causa del deseo y no la mediocridad de las conveniencias personales o de grupo. La confianza a la que me refiero no se demanda, sino que se produce como consecuencia de una posición subjetiva y de un deseo de Escuela sostenido en cuerpo y alma».

Entonces, hoy propongo que hay actos que pueden producir un cierto «efecto de confianza» que deberá ser sostenida y renovada en los avatares por venir.

 
 

Notas

  1. Lacan, J., Acto de Fundación, Otros escritos, Paidós, 2012, p.254