La gentileza del control
Por Alicia Yacoi

Como nos dice J A Miller en El Banquete de los analistas la garantía que otorga la Escuela con la designación del AME, sanciona una práctica. En dicha práctica el control tiene para Lacan un lugar privilegiado, el control de la práctica y la práctica del control.

El control no es una demostración, si no se puede decir lo verdadero sobre lo real, por lo tanto decir lo que hay, aleja de lo real. Propone en El Atolondradicho [2] su fórmula, No hay, "nya", no hay relación sexual, sólo sostenido por el decir de los analistas. No hay formación del analista por fuera de este decir.

En el Acto de fundación [3], lacan afirma que el control se impone en el momento mismo en que nuestra práctica produce efectos analíticos, Ante todo para proteger de ellos al que ocupa el lugar del paciente. En su enseñanza nos ha advertido de cómo llevar esto a la práctica, cierta angustia en el practicante que se inicia va en la vía de no enmascarar el real de su práctica, también es deseable que el analista esté de vuelta de su angustia, no analizar según su fantasma. En el texto el Atolondradicho [4] dice algo novedoso, el discurso analítico como lazo social de dos, no está exento de efectos de grupo, no está a salvo de la obscenidad imaginario. Me evocaba cuando al situar que si hubiera un discurso que  no sería del semblante, él pone como referencia su seminario y su posición para orientarnos: aquí no los tomo a ustedes como mis objetos a.

Una analizante que trae sus casos al control constataba que si en su análisis lidiaba con su padecimiento de sentirse sujetada al Otro, en el control experimentaba libertad, lo que se evidenciaba en el armado y abordaje de los casos. Cómo pensar esa libertad?

Lo que nos lleva a interrogar cómo se presentifica en el control el real lacaniano, no hay Otro del Otro? En El Atolondradicho [5] Lacan presenta un aforismo, Que se diga queda olvidado en lo que se dice tras lo que se escucha. No solo queda olvidado el dicho, sino que se diga, el sujeto, con su posición en cuanto al deseo y al goce. Lacan lo sitúa como inherente al hablar, por lo tanto este queda olvidado incluye al analizante, al analista que lleva el caso a control y al analista en función de control.  Ya que no hay toda la enunciación que pueda ser completada, no cierra en la verdad toda. Como dice L Dupont en la actividad preparatoria de la ECF 2022, en el control hay una demanda de satisfacción, decime toda la verdad sobre el caso, el analista del control estará advertido de su propia satisfacción. hay allí un imposible.

En la Jornada Clínica del ICdeBA, en noviembre de 2023, Laurent Dupont expresó que se orientaba por ese aforismo en la discusión de los casos. Fue muy interesante ese ejercicio en el que él se interrogaba e interrogaba a los practicantes sobre sus casos, subrayando lo que era enseñante para él. ¿Cómo no dejarse enseñar por el joven autista que situaba un lazo transferencial inventivo, "acompañarlo a estar solo". O como no dejarse enseñar por el practicante que registra y trasmite ese punto elegido de amarre transferencial?

Lacan se interroga acerca de cómo su discurso colabora con el Discurso Analítico al introducir la topología en la práctica analítica, nos dice no es una metáfora, con la topología .se está en la estofa misma de este discurso. La práctica del control no es ajena a la topología, ya que puede pensarse como un reacomodo topológico a aquello que en la práctica del control devuelve al enunciado la enunciación, al dicho el decir.

Lacan habla con ironía de las gentilezas entre los sexos [6], del lado hombre el pensar que el tener dos mujeres, le permite hacer una. Y del lado mujer, el que al ser elegida por un hombre él dejará de amar a otra, sin advertir que allí sólo se opera la aparición de la próxima.

Se refiere así a las suplencias fálicas totalizadoras que niegan el real psicoanalítico, No hay relación sexual. La gentileza del control, por el contrario se propone como una práctica del decir regida por una lógica No Todo.