La EOL 20 años después |
1° CONVERSACIÓN: "¿Cómo se forman los psicoanalistas en la EOL 20 años después" Boletín N°2 "¿Qué clase de gente vive por estos parajes?. Alicia en el País de las maravillas
Cuatro colegas dan el primer paso hacia la Conversación de agosto, enviándo estos cuatro textos breves que publicamos hoy. Mientras esperamos los próximos textos*, la ironía de Lewis Carroll nos sonrie a todos desde el epígrafe. Mónica Biaggio, Veinte años no es nada Veinte años no es nada Creo firmemente que se fundó más allá del efecto de masa, al revés, se fundó como un acto de los que habían podido saber hacer con las diferencias, y con el narcisismo de las pequeñas diferencias. Esto nos enseñó a los que veníamos acompañando ese proceso. Nos entusiasmó también. El plural es porque me consta. Entonces, en principio: ¿Cómo nos formamos los psicoanalistas hace 20 años? A mi entender no solo estudiando, escuchando seminarios, presentando ponencias o casos clínicos, o incluso enseñando (que una de las maneras, a mi modo de ver, privilegiadas para dejarse enseñar), sino que también, al menos es mi caso, me forme con la política de Escuela. Política que entonces, apuntaba a la inclusión, a soportar y alojar lo diverso. A la conversación entre nosotros. A escucharnos y también a sostener cada actividad que la Escuela (no los miembros, sino la Escuela) presentaba. Y había debate y discrepancias y acuerdos. Entonces, a mi modo de ver, lo prioritario se fundaba en sostener un deseo en relación a una causa que con diferencias, era un punto en común. Y no cualquiera. Creo entender que no se trata de andar tangueando por ahí, con el canturreo melanco y nostálgico, de vivir con el alma aferrada a un dulce recuerdo que lloro otra vez…pero bien podríamos doblar la apuesta y poner por delante la causa, hacer el esfuerzo porque hoy tenemos más responsabilidades que antes, más jóvenes que esperan de nosotros, mas porvenir para el psicoanálisis, por lo tanto creo que hoy después de 20 años, la formación en tanto analistas que no dejamos nunca de hacer el pase (mas allá de no-toda nominación) pasa por trabajar subjetivamente con lo que nos concierne a cada uno, ubicar cada vez "¡cual es la parte de cada uno en lo que nos quejamos!", tratar de reducir nuestras miserias, ese infierno de cada uno. Esto a mi modo de ver, es básico para pensar cualquier tipo de lazo, para la formación que hoy día, luego de 20 años, no será sin la transferencia de trabajo. Mónica Biaggio
Pasar el psicoanálisis. Si el dispositivo de pase es un modo de verificación, un esfuerzo más, para aprehender como alguien transitó por la vía "de tirar en todos los sentidos del nudo", hasta aislarlo, confío entonces que el sueño de Miller está en marcha. Me refiero a aquél sueño, cuyo despertar dio a luz una teoría, basada en un anhelo lacaniano: "El sujeto Escuela es la suma del uno por uno de sus miembros" . Miembros que analizados, analizantes, saben o sospechan que más vale identificarse a la mèprise del SsS, en tanto hiancia, agujero en el saber, que quedar tomados por la infatuación. No hay pase sin Escuela y a la inversa; y agregaría no hay Escuelas sin miembros que la interroguen. ¿Será esta conversación de cómo se forman los analistas de la EOL, veinte años después, una forma de interrogar a la Escuela? Mauricio Tarrab escribió: "Creo que un debate sobre una reformulación del Pase, debe incluir la interrogación sobre los análisis mismos, sobre la orientación y la concepción que hoy tenemos del final del análisis, y en qué esta concepción se ha ido modificando…La reconfiguración del pase requiere la libido, que se ha puesto a fluir intensamente otra vez, pero también requiere actualizar la clínica del final del análisis e interrogar a los analistas mismos en su relación al agujero en el saber. En suma, como Lacan lo indica, interrogar si son capaces de "perder allí su agalma". ". Hacer un esfuerzo para que así "valga la pena errar a través de toda una suerte de particulares para que algo singular no sea omitido". Si el pase incita a demostrar haber pasado por el buen agujero permanecerá al decir de Leguil "como la promesa de racionalidad más verosímil", es decir imperfecto. Lo que implica que con la estofa del pase, el uno por uno de los miembros que conformamos la Escuela nos orientemos decididamente por lo real, eso que se pone en cruz, eso que puede hacer síntoma. Y para ello hay un camino posible: que haya relación al inconsciente atravesado por la represión primordial. Si el espíritu de pase hoy en la Escuela, logra hacer trasmisible a la comunidad la importancia de traspasar las puertas de la Escuela y así abrir más allá de la comunidad algunos resultados singulares, entonces habrá valido la pena errar. Recuerdo que es la invitación que hace E. Laurent a la AMP, hace ya unos años, invitación que destaca se funda sobre la ética del psicoanálisis. Ética que implica, es mi posición, que los analizados, los analizantes, intentemos en la Escuela y también en otros ámbitos hacer pasar la eficacia de la creencia de la existencia del inconsciente atravesado por la Urverdrängung, hacer pasar la posibilidad de servirse de él, lo que no es sin consecuencias. Oportunidad ética, para que el psicoanálisis continúe "pasando". Marisa Moretto.
De-formación permanente De la liturgia al happening No hace falta mucha imaginación para encontrar cómo se pueden jugar estas tres posiciones en la formación del analista. Consideremos al menos una: "no hay nadie con quién hablar, a quién dirigirse". Esta subjetividad no hace más que desmentir en la exposición (valga la redundancia) pública la articulación con un destinatario indeterminado. Demasiado identificado a los semblantes de la institución, este jugador no jugara con ninguna indeterminación, ninguna incógnita es importante… A la inversa, una de las condiciones para instalar la formación permanente es que el post- analítico no desmienta sus marcas, queriendo cerrarlo todo en una buena forma. César Mazza
LA ESCUELA: ¿INSTITUCIÓN VS. FORMACIÓN? La forma social da cuenta de la institución propiamente dicha (los integrantes y sus modalidades de interacción, la burocracia en la que se sostiene, su organización estatutaria, etc.). El programa de formación es el pilar sobre el cual se fundó la institución: escribe en nombre de qué principios se funda el lazo asociativo. En nuestro caso, la Escuela de la orientación lacaniana fundada en relación con la enseñanza de Jacques Lacan, acorde a los principios éticos que comandan la práctica analítica tiene ya 20 años de existencia. Es posible entonces interrogarnos, a partir de diferenciar las dos fuerzas concurrentes que conforman el concepto de Escuela: ¿Cómo asegurar que no sólo la forma asociativa persista sino que se mantenga vivo el programa de formación –es decir: los principios de Jacques Lacan orientados para nosotros por Jacques-Alain Miller ? Se desprende de lo antedicho que podría existir la forma social ESCUELA y sin embargo inexistir el programa de formación que le dio origen. Es decir: la institución podría seguir con su nombre, su chapa, incluso su prestigio en la ciudad pero haber caducado en la aplicación de sus principios. Al respecto, por ejemplo, ¿se podría decir que la forma-social IPA conserva el programa de formación de Sigmund Freud cuando parece encausar los principios del psicoanálisis en las neuro-ciencias? El mismo problema lo tenemos nosotros: el porvenir de la ESCUELA y sus principios no está asegurado, es nuestra tarea incidir para al menos intentar su pervivencia. Por ello la conversación que iniciaremos el 13 de agosto será la ocasión de emplazar el debate para interrogar qué Escuela ofreceremos a las generaciones de analistas venideras. Ernesto S. Sinatra |