Jacques-Alain Miller on line |
Entrevista de actualidad 19 |
Jueves 20 de noviembre de 2008 Querido JAM, El que haya habido una reacción al recubrimiento momentaneo, y también problemático, de la escuela- de su funcionamiento, de su estructura jerárquica-por el movimiento en espiral de los CPCT y de sus promotores, ha sido para mi una buena sorpresa , un alivio. Falta y miseria Esta cuestión del dinero vía las subvenciones, ha sido el punto que ha revelado el límite a partir del cual los CPCT corren el riesgo de salir del discurso analítico para responder a la demanda social, institucional y a su histeria de la urgencia. Esta es la razón por la cual estas entrevistas son muy importantes : ya que nos muestran que los actores de los CPCT no están dispuestos de un modo masivo a hacer no importa qué cosa, ni a dejar que los CPCT se desarrollen como nodulos cancerosos. La imposibilidad de formar a psicoanalistas a partir de los CPCT Después de todo, hace veinte o treinta años, cuando nosotros empezabamos a ejercer, muchos de entre nosotros nos encontramos en la situación de tener que operar desplazamientos de nuestra práctica y eso ha permitido que haya habido algún psicoanalista presente en marcos no completamente ad hoc (formación, acciones con relación a públicos elegidos), pero sin embargo compatibles con la acogida y la operatividad de algunos registros imaginarios y simbólicos. Los psicoanalistas estaban allí para ptovocar a los sujetos a salir de esta posición de queja sufriente a la cual empujaban algunos lugares de acogida (de vida, de cuidados, de ayuda mutua, de encuentro...). A ello siguieron nuevas exigencias institucionales de evaluación, de cuantificación, de disminución de costes, que se interpusieron entre ellos y esos públicos (a la vez causa y objetivos de todas estas intervenciones), para finalmente eliminar su presencia del terreno y dejar plantadas númerosas preguntas. Los psicoanalistas desaparecidos En efecto, conocemos los funcionamientos sociales respecto a la demanda de subvención – que se efectua golpe a golpe, y donde se trata de golpear a públicos restringidos y de denominación precisa. Son las mismas condiciones que han provocado la desaparición de los psicoanalistas de todoas partes desde hace veinte años.Se ve bien lo que le ha costado al psicoanálisis el error de Michel Rocard, al firmar los decretos de aplicación de la ley de 1985 : la que tuvo como efecto que muy pocos psicologos se dirijan hacía el psicoanálisis, y que lo hagan más tardiamente, y con una capacidad de lectura sin duda peor. Masivamente, estos se dirigen hacía las TCC que los digieren en dos años. Jean-Pierre me dijo que usted no había previsto o anticipado lo que pasa. Sea como sea, usted ha reaccionado a tiempo y en buen lugar. Me ha gustado el argumento de los Lyonnais, small is beautiful, et que se les deje permanecer pequeños... Dinero y verdad En efecto, correr detras de las subvenciones, (una vez comenzado el proceso de proliferación cancerosa), no es más que un acting out. ¿Cuál es la situación ? El sujeto rechaza pagar por su deseo y todos los actores del sistema le mienten-el psicoanalista también- al sostener que puede pasar de eso, conduciendolo así a la miseria, o fijandolo en ella – yo he trabajado lo suficiente en el medio de la miseria como para saberlo. Eso conduce al sujeto a falsear la verdad de su síntoma, incluso si el psicoanalista pretende que no se trataría de eso. Es un hecho un engaño entre falta y provecho : se apunta a un provecho para el psicoanálisis al precio de un rebajamiento ético. El tema es la ocasión oportuna para hacer saber que el psicoanálisis existe, y que no sirve más que a su representación. Para producir esta publicidad nos ponemos a correr trás el plus de gozar de las subvenciones. Eso da al Estado una verdadera tranquilidad con respecto a los psicoanalistas, al menos de los subvencionados-y a los otros se les olvida. Usted ha reaccionado a esto muy saludablemente, creo yo. ¿Se está siempre y todavía contandose ? La borrachera de poder También me pregunto qué parte de normalización provoca su intervención al cuestionar la deriva. Es de todo punto de vista infecto que la huida hacia delante en la "struggle for life" institutional haya podido tener lugar en los CPCT, donde sin embargo todas las condiciones de ensayo, de control y de análisis están presentes. Eso nos enseña que los CPCT pueden ser de la Escuela, pero que la Escuela no puede reducirse a los CPCT, ni perra, ni sometida. De forma más general, es también remarcable que los problemas de poder y de borrachera de poder tomen tanto lugar en la Escuela. Visto de lejos, se diría que en la Escuela, el saber no es más que un útil adecuado para adquirir el poder.Y, como ocurre siempre en estos casos, es un poder que no sirve más que para mantener un semblante en el lugar de la falta de saber. Es una característica de esta Escuela ¿no ? Y algo que había que cambiar, creo yo. Bien à vous. ANTONIA GUEUDAR DELAHAYE : el CPCT : oscuro objeto de deseo Me parece que esta situación es el producto del discurso que se ha transmitido sobre el CPCT, discurso que ha podido hacer creer, como lo subrayó Alain Merlet, "que el fenómeno CPCT fue, por un instante, transportado a las nubes en la Escuela". A eso vino también a añadirse la opacidad que ha rodeado las modalidades de acceso al CPCT : no sabemos como las "jovenes generaciones" fueron llamadas a participar en él. Del mismo modo, he podido oír decir que, para entrar en el CPCT, había que pasar por el Taller de psicoanálisis aplicado "dirigido a la crema de la crema", y era necesario ser psicólogo. Los testimonios de los implicados en esta experiencia me confirman sin embargo, en la idea de que el CPCT tal como fue concebido en la Rue Chabrol es (o podría ser) un formidable instrumento de la formation clínica (quenado claro que no sería ésta toda la formación del analista). No por la trnsmisión de un saber hacer modelizable y reducionista, sino más bien al contrario porque el dispositivo abre a una discusión clínica, como se hace en la Sección clínica, y con una notable diferencia respecto a ésta : que la discusión concierne a un acto del cual el practicante es responsable. Y yo no creo, que sea aliviado de ello. Al contrario, yo creo que hace falta un cierto coraje y la asunción de una responsabilidad para someter su acto a la mirada y al debate colectivo. Por lo tanto, me parece lamentable que esta experiencia quede reservada a unos pocos felices elegidos y que la modalidad de selección permanezca opáca, mientras otros se encuentran reducidos en su formación clínica a una suerte de "bricolage". ¿Hay que renunciar a las subvenciones ? A través de los distintos testimonios, encuentro las dos principales preocupaciones del mundo asociativo desde hace años : la caza de las subvenciones y el riesgo de ser instrumentalizado, peor aún, de perder su alma respondiendo a las exigencias (especialmente evaluadoras) de los que financían. Una solución sería regular el todo en un bloque enviando las subvenciones al diablo y proseguir la actividad con financiación vía la Escuela. Qusiera subrayar que más allá del aporte económico, la financiación pública tiene también una vertiente política. Tiene valor de reconocimiento por la potencia pública y contribuye a la visibilidad de la estructura, de su acción e incluso de su causa. Es también una forma de puntuar las fallas de una política pública y la ocasión de inscribirse como un partenaire inamovible, y hacerlo según sus propias condiciones. Se trata de una inversión de la relación de fuerza que se juega no a nivel técnico-administrativo de la gestión de las subvenciones sino como una negociación con el político. Entonces, ¿cuáles son las otras soluciones posibls para escapar a la carrera desenfrenada por las subvenciones ? A mi parecer son esencialmente aquellas que se refieren a la financiación del proyecto, lo que es una tendencia que se hace desde hace tiempo y no cesa de intensificarse con el agotamiento de de los fondos públicos y las leyes de descentralización que han tenido por efecto la multiplicación de los actores públicos. La financiación del proyecto da cuenta también del deslizamiento de la posición de financiador hacía la de comandatario. Una primera vía consite en desahacerse de la molestia confiando la función "búsqueda de financiación" a una persona (asalariado o voluntario) con el fin de que se descargan los que lo hacen (aquí los consultantes) de esta actividad que devora su tiempo. Pero la verdadera alternativa sería la de contar con una financiación global y plurianual del proyecto en su conjunto (actividad y funcionamiento). Por otra parte tales financiaciones existen. Son sobre todo convenios con el Estado, llamados convenios plurianuales de objetivos (CPO). Estos suponen un diálogo con el político que apunte a convencerle de la utilidad social social del proyecto, Lo que nos conduce al punto precedente. En esta partida me parece que el CPCT dispone de posibilidades no desdeñables : (1) su experiencia y su éxito que valen como prueba de utilidad social; (2) su filiación con la Escuela que se beneficía del reconocimiento de utilidad pública por parte del ministerio de salud que la reconoce como uno de los principales actores en el campo de la salud mental. En cuanto al riesgo de caer en las redes de la demanda, de los valores, de las normas, del discurso del amo, me parece ilusorio pensar que uno puede quedar totalmente exonaerado al respecto. Toda financiación supone una contrapartida a minima apar tener la seguridad de que los fondos son bien utilizados para el objeto para el que se han concedido. Cuando es el proyecto lo que se financia, como en los convenios plurianuales de objetivos, basta con rendir cuentas de la actividad en general.Al contrario, cuando se trata de subvenciones para proyectos, la situación es más compleja, pues a menudo estos se parecen a prestaciones de servicios, sobre todo los que responden a ofertas, a demandas del que lo financia y entonces es dificil escapar a sus exigencias. Concluiré con algo que he aprendido de mi experiencia a la busqueda de subvenciones : es si no fácil, al menos posible, no dar más de lo que se quiere dar. Yo diría que en esta materia el discurso del amo es un poco como el síntoma, la cuestión es "saber hacer con él". |
Traducido por Araceli Fuentes. |