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Diario de las Jornadas - N° 48 Jueves 22 de octubre 2009 |
"Una ponencia en estas Jornadas es un ejercicio del bien decir" "El viento tiene el mérito de disipar las nubes." Laura Petrosino: Caer (tomber) analista El Littré indica que "tomber" seguido de un atributo, por ejemplo "amoureux", equivale a "devenir": "Por extensión, caer enamorado, devenir enamorado". Le Gran Robert, agrega un matiz temporal: "devenir después de una evolución rápida". El Tesoro de la lengua francesa, da algunas citas ilustrando esta noción de inmediatez: "De golpe, caí enamorado…" Gide, Si le grain ne meurt, 1924, p.406; "El caería inmediatamente enamorado de ti…" Triolet, Le premier accroc coûte deux cent francs, 1945, p.167. En otro sentido, "caer enamorado" no sería equivalente a "devenir enamorado". Por otra parte, constato que el Littré atribuye a la palabra "tomber" la significación de contingencia y de encuentro: haber caído en, fortuitamente o a pesar de sí, que surja lo imprevisto para alguien, caer sobre uno, sobre un pasaje, encontrarlo sin buscarlo, recibir por azar tal situación, tener un encuentro inesperado. En fin, "tomber", en el Littré, implica todavía la caída, la reducción: caer en, quedar reducido a , estar arrojado en, desatarse, hablando de partes del cuerpo viviente, ceder, desaparecer, degenerar en, devenir el objeto, la posesión. Además, percibo con sorpresa que el enamoramiento es un estado diferente de ese del amante ya que no es recíproco. Le Grand Robert, destaca también en el artículo del enamoramiento: "hombre que ama sin ser amado (opuesto a amante)". El TLF da una cita que va en ese sentido: "Había pensado hacerse amar y era él que se había enamorado" Larbaud, Femina Marquez, 1911, p. 118. ¿La expresión "devenir analista" no podría para un cierto número de casos, ser aclarada por otra que no es lexicalizada: "tomber analyste? Expresión que conserva la significación del devenir y agrega la de contingencia, de la inmediatez y de la caída (chute). EL DEBATE DE LA ESCUELA Han sucesivamente entrado en el debate por orden cronológico: Natalie Jaudel, Jean-Daniel Matet, François Leguil, Lilia Mahjoub y ahora Carole La Sagna. Carola La Sagna: El sentido de nuestra acción Lo que pasa en la Escuela, ese viento nuevo que sopla, hace resonar los acontecimientos que precedieron. ¿Es necesario, para saludar el formidable impulso actual, pensar que él encuentra su origen en la negación de lo que lo ha precedido? Sostendré más bien una tesis dialéctica (avanzar conservando), o topológica: impulsados por Jacques-Alain Miller a partir de un punto exterior a la Escuela, los Forum han conservado efectos sobre la Escuela, como lo muestra lo que ha surgido a partir de la preparación de las Jornadas. El combate por el psicoanálisis, es hoy un combate por la formación del psicoanalista. Pero antes de eso, a partir de 2003, la respuesta al ataque sufrido por el psicoanálisis había tomado la forma de los Forums des psys. Una decena de forums y meetings, once exactamente, entre 2003 y 2008 (agregamos un Coloquio al ministerio de la Salud), han enganchado un movimiento para que viva el psicoanálisis, proporcional al golpe producido. Recordemos, es bajo la figura del cognivo-comportamentalismo, de la evaluación a todo, de la cifra infinita, que el ataque ha tenido lugar. Las instancias y los miembros de la Escuela han manifestado desde el comienzo, su sostén al movimiento, lo que no ha impedido a la Escuela demandar la utilidad pública, al contrario, ella lo ha hecho en voz alta, diciendo lo que rechaza y también lo que defiende: un espacio de libertad, un espacio para la elección, un espacio para el secreto tan necesario. Los Forums y la obtención de la utilidad pública han quedado ligados. Es porque ha habido los Forums que M. Douste-Blazy, entonces ministro de la Salud, ha accedido a la demanda que le hubo formulado de viva voz Jacques-Alain Miller, de acordar la utilidad pública con la ECF. Es entonces que Lilia Mahjoub ha sabido constituir y defender el dossier y negociar nuestros estatutos. El coraje y la voluntad de la Escuela han quedado manifestados en esta ocasión y de muchos de sus miembros también, que se manifestaron en el combate por venir. Lo real no faltará para convocarlos y ponerlos a prueba. Los Forums han también visto emerger una "Generación Forums". Porque ellos han reunido muchas veces a más de 1000 participantes, incluso 1300, inquietos por las amenazas que la época hacía pesar sobre el psicoanálisis. Esta generación sabrá agradecer a Jacques-Alain Miller de reabrir las condiciones de posibilidad de construcción de un porvenir para el psicoanálisis. Muchos se han acercado a la Escuela en esta ocasión y en estas circunstancias. ¿Son esos los que formulan hoy la pregunta de cómo se deviene analista al comienzo del siglo XIX? Esta pregunta implica también una historia de hechos, fechas, relatos, que nos falta a veces, quizás, en nuestro campo. Tenemos la tendencia a pensar que nosotros hacemos la historia, que nosotros debemos hacerla, en vez de hacer el relato detallado. Es verdad. Generalmente, el sentido de nuestra acción debe ser recordado en algunos momentos cruciales, para que se trasmita una orientación, el por qué y el cómo de las decisiones. Veo en la editorial de Jacques-Alain Miller del Diario de la Jornadas nº 41, una indicación de esta necesidad, cuando él escribe: "El psicoanálisis no progresará y no prosperará en el siglo XIX, si no es a condición de que una parte al menos de esta enorme cantidad de saber que, en el campo freudiano se elabora y se intercambia por la palabra, se deposite igualmente en la escritura". Me parece hoy que esto que está implicado por esta frase no puede reducirse al solo saber teórico y clínico, sino que comporta igualmente un soporte político. Un día, en una reunión del Consejo de la AMP, Jacques-Alain Miller evocaba la posibilidad de recibir los nuevos miembros con un regalo de bienvenida: un porta documento, en el cual se pondrían, no solo un anuario y los estatutos, sino también otros textos, documentos que podrían ser útiles. La Escuela podría inspirarse en esta idea. Y entre esos textos, deberían estar los que trasmitan a las nuevas generaciones que van a entrar en la Escuela, algo de lo que ha hecho de la ECF lo que es hoy. Me parece que es la vía adoptada por Lilia Mahjoub en sus "Observaciones sobre el nº 45" (Diario de las Jornadas nº 46): poner a punto textos claros, documentados y precisos sobre el porqué de cosas recientes o menos recientes. Es también lo que ha hecho útilmente para todos Agnés Aflalo con su reciente libro. La otra manera de responder es hacer proposiciones para el provenir y es lo que hace Jean-Daniel Matet en su texto "Proyectos para una presidencia de la ECF", donde subraya de entrada la necesidad para la Escuela de afirmar su posición de fuerza y de independencia. Esta posición de la Escuela ha sido adquirida, no fue dada. Es necesario en la ocasión, estudiar, precisar, contar cómo, para que el combate, en el futuro, se prosiga. CARTAS Y MENSAJES Clotilde Leguil: Russel Grigg, sartriano Es también como Sartre completa su autobiografía, la historia del hijo de un padre siempre ya muerto, la historia de un ser humano para quien el abandono fue una evidencia primera, una certeza inaugural y que afirma desconfiar de toda moral laica que pretende suprimir a Dios sin pagar el precio. Como lo recordaba Eric Laurent ayer por la tarde, retomando a Lacan, el ateísmo es una posición difícil de soportar porque, también como Sartre lo había visto, que Dios no existe cambia toda la existencia del hombre, quien se encuentra sin apoyo, teniendo el deber de inventarse él mismo. También es necesario quizás seguir a Sartre y su moral de abandono para devenir verdaderamente ateo y no simplemente reprimir la hipótesis de la existencia de Dios, la hipótesis de un Ser que no dormiría nunca teniendo siempre un ojo sobre nosotros. Sartre ha entrado primero en la literatura como se entra en la religión y luego ha cambiado. "Martirio, salud, inmortalidad, todo se degrada, el edificio cae en ruinas". Entonces, ¿qué se hace? ¿Se detiene todo, no se cree más en nada? Sartre continúa escribiendo pero sin creer más en su propio destino, habiendo logrado pensar contra él mismo, habiendo logrado operar esta revolución del ateísmo sin alcanzarla (según la frase de Benjamín que nos recordaba Russel Grigg). Entonces, si se "regla la imposible salud al negocio de los accesorios, ¿qué queda? Todo un hombre, hecho de todos los hombres y que les vale a todos y que vale no importa quién." Olivier Ripoll: A Jacques-Alain Miller, sobre Twitter Trato en el presente, en lo bueno como en lo malo, de evitarles a todos el Lago de la Indiferencia y deseo con esta nueva Carte, un destino tan satisfactorio como lo dice Clélie. Agnès Aflalo: Análisis de los sorteos de ayer a la tarde Hay 9 salas confirmadas; una opción es tomada por una segunda. Los 27 nombres de oradores se reparten entonces en tres series horizontales de 9 nombres. Primera serie del sábado a la mañana: 9 de los analizantes de Lacan, testimonian de su práctica. Segunda serie del sábado a la mañana: 9 AE y ex AE. Primera serie del sábado al mediodía: 9 AE y ex AE, sigue la tirada. La división vertical da las 18 "supersecuencias" previstas en el texto "Homenaje a Factorielle 36". Las 9 supersecuencias de la mañana, consignadas Sigma 01 a 09, comportan 2 nombres, tomados de las 2 primeras series horizontales, 4 nombres quedan por resolver. Las 9 supersecuencias del mediodía, de Sigma 11 al 19, no tienen más que un nombre, extraído de la tercera serie horizontal, 5 nombres quedan por resolver. Resultado de las tiradas de la suerte: Cada nombre será por JAM aparejado con otro nombre, cuyo trabajo hará "efecto de sentido" con el primero. Cuando la segunda sala sea confirmada, haremos la S.10, compuesta del nombre de un analizante de Lacan, no confirmado aún y de Catherine Lazarus-Matet o Sonia Chiriaco. La S.20 tendrá el nombre restante. Las salas del Palais des Congrès son indicadas por números, los anfiteatros, designados como Bordeaux y Havane. JAM ha propuesto rebautizarlos para la ocasión. Los presentes, no habiendo emitido objeciones, los nombres de bautismo elegidos por el director de las Jornadas han sido sorteados como sigue: Una vez acabada la composición de las supersecuencias, ellas quedarán afectadas para cada una de las salas por sorteo, a razón de una matinal más una posprandial. Complemento, por Jacques-Alain Miller 15h 20 La situación se complica. Razavet se propone como "analizante de Lacan" para la sala suplementaria y me hace llegar un texto redactado precipitadamente, relatando hechos que marcan su análisis con Lacan, todo me indica que él habría "anunciado" este texto en la víspera, de lo cual, ninguna de mis dos computadoras guarda rastro. Pero poco importa: Subrayo, a todos los fines útiles y al buen entendedor salud, que yo no leso a ningún colega que haya enviado su texto antes de la deadline, ya que esta doble inscripción se hace sobre la contingencia imprevista de 12 lugares suplementarios que me aporta la segunda sala querida por Dominique Miller. Estoy ubicado en la posición de justificarme sin parar, más precisamente de demostrar interminablemente a un Otro exigente, desconfiado y moderadamente femenino, que abusa de mi debilidad, que soy justo y que razono bien, me hace sentir por cuál hijo estoy aún ligado en mi fantasma y que estoy lejos de alcanzar ese "ateísmo" que es preconizado a la vez por Sartre, Lacan, Eric Laurent y Clotilde Leguil. Salvo que, evidentemente, lejos de hacerme sufrir mil muertes, como en mi infancia y mi adolescencia, esta relación torturante a este Otro fantasmático me divierte más seguido y a veces me dopa. Mi goce está ahí, todo el mundo lo percibe. En lugar de causarme displacer, ese plus de goce, ciertos pasos vueltos a cero, me causan actualmente placer, gracias a la reconfiguración aislada de mis análisis. Allí está la fuente íntima de la doctrina que arribo de exponer en mi curso sobre el fin del análisis. En el fondo, yo soy un caso clínico bastante instructivo y teóricamente utilizable. Hablaré de eso en Rennes. Sin embargo, del Otro y de sus caprichos, incluso yo, eso me divide, no demasiado necesario en la institución. Estoy muy contento de haber visto pasar esta mañana sobre Twitter, el anuncio de una conferencia de mi viejo amigo Gérard Wajcman, que si me recuerdo bien, criticará la exigencia contemporánea de transparencia absoluta. Le pediré el texto. [Como no sé incluso si lee el Diario, ¿puedo pedirle Laure que le envíe este número? (Laure es Laure Naveau)] PS. Francesca Biagi-Chai y Rose-Paule Vinciguerra me han hecho saber que ellas tenían el deseo de integrar el cuerpo de los nuevos mentores y que tenían las cualidades requeridas. Con placer lo he recibido y les agradezco. POLITICA Y PSICOANALISIS Para una izquierda lacaniana El autor propone una praxis de izquierda fundada en "el pensamiento de Jacques Lacan, única teoría materialista sobre el malestar del siglo XXI", y sostiene que "la enseñanza de Lacan puede iluminar lo que aún permanece impensado: la derrota, a escala mundial, del proyecto revolucionario de izquierda". La expresión "izquierda lacaniana" reúne términos que no han surgido en principio para estar juntos, lo cual abre una cuestión sobre la legitimidad de su vinculación. Salvando las distancias, es como cuando en Europa decimos "izquierda peronista" y de inmediato se multiplican las suspicacias. Intentaré determinar en qué puede consistir lo que llamo una izquierda lacaniana. ¿Qué significa ser de izquierda en el siglo XXI? ¿Qué valor tiene la expresión y qué tipo de compromiso designa cuando el relato histórico que dio lugar a la misma se ha desvanecido tanto en su praxis teórico-política como en su eficacia simbólica para otorgar un principio de legibilidad sobre lo que es la realidad? Ninguna realidad por consistente y hegemónica que se presente, como por ejemplo es el capitalismo actual, debe ser considerada como definitiva (es cierto que, actualmente, para no considerar definitivo al capitalismo es necesario hacer un gran esfuerzo, ahora que, en su amalgama con la Técnica, ha logrado poner todo el "ser de lo ente" a disposición para emplazarlo como mercancía). Ser de izquierda implica insistir en el carácter contingente de la realidad histórica del capitalismo. No se puede hablar de "lucha anticapitalista" porque el discurso capitalista que plantea Lacan no ofrece un punto desde donde se pueda localizar el sitio donde efectuar el corte. El discurso capitalista le confiere a la realidad una conexión de lugares capturados en un movimiento circular con respecto al cual una lucha directa es un absurdo lógico, un absurdo como luchar contra la técnica o el rizoma. A su vez, la salida histórica es irrepresentable, porque tal vez convenga dejar por ahora vacío el lugar que surgiría más allá o después del capitalismo. Cualquier definición reinscribiría ese lugar en un sentido ya consumado históricamente. No hay una semántica "anticapitalista", hay siempre una tensión hacia un significante "nuevo" y aún por descifrar. Por otro lado, no hay una historia de la humanidad que necesariamente fuera a desembocar en el capitalismo. En este aspecto, entendemos por capitalismo algo diferente a una evolución progresiva de los "modos de producción"; más bien se trata de una serie de bifurcaciones históricas contingentes que han entrelazado de modo inestable la técnica, la mercancía, el saber, en aquello que denominamos el relato moderno. A su vez, el relato moderno es una categoría narrativa, más que un orden histórico perfectamente delimitado. Ahora bien, es propio de cierta tendencia historicista transformar un acontecimiento, por el solo hecho de haber sido posible, en necesario. Esta tendencia la reconocemos cuando, frente al hecho acontecido, se explican los antecedentes que, "inevitablemente", conducían al mismo. De cualquier modo, aun cuando la salida del capitalismo o pasaje a otra realidad haya quedado diferida, aun cuando ese tránsito nunca esté garantizado y pueda no cumplirse, aun cuando esa otra realidad distinta a la del capitalismo ya no pueda ser nombrada como socialismo, en cualquier caso ser de izquierda es no dar por eterno el principio de dominación capitalista. Este principio de dominación, desde una perspectiva lacaniana, es primero de orden político, aunque en el caso del capitalismo es evidente que la economía juega un papel determinante. Pero no ya como "determinación en última instancia". Hay que tener en cuenta que también el mercado está atravesado por la fractura entre lo real y la realidad, y puede dislocarse; de allí que ahora se vuelva más pregnante que nunca el "qué quiere el mercado de nosotros". También es necesario destacar que la dominación no pertenece exclusivamente a la época del capitalismo. Hay dominación porque el sujeto, en su propia constitución, no puede darse a sí mismo su propia representación. La barrera simbólica que lo constituye lo separa de la pulsión, pero a la vez establece una donación de un plus de satisfacción pulsional que se asocia a una serie de "mandatos", "dichos oraculares y primeros", "imperativos", significantes amos que, sin representar al sujeto exhaustivamente, determinan su lugar. La subversión de dichos significantes amos nunca se realiza en una toma de conciencia o en una destrucción crítica de los mismos. Este es precisamente el problema de la ideología en lo que podríamos llamar su fijeza fantasmática. La ideología no es una ilusión o una falsa conciencia, es una articulación entre los significantes amos que surgen fuera de sentido, como designadores del encuentro con lo real, y los objetos que el propio sujeto pierde en el acceso a lo simbólico. Una amalgama entre el significante amo y el plus de gozar que produce el taponamiento contingente de la división constitutiva del sujeto. La ideología es una articulación entre mandatos o ideales, por el lado del significante amo, y rechazos o "imputaciones al Otro" del lado de los objetos de la pulsión. Y ésta es la mezcla de servidumbre y satisfacción sádica que toda ideología, en el límite, pone en juego. Sujeto neoliberal El individuo neoliberal es el punto de partida para pensar cuál es la práctica operativa que se corresponde con su tiempo. Si decimos punto de partida es porque el individualismo liberal, por consistente que aparezca en su autismo consumidor, no puede clausurarse sobre sí mismo. El tiempo de su existencia establece las condiciones para que ese individuo pueda ser desestabilizado en sus propios fundamentos, y allí, en esos resquicios y puntos de fuga, es donde la práctica política que incluya al psicoanálisis debe intervenir. En este punto, se trata de tensar al límite la relación histórica entre la vocación política de izquierda y el psicoanálisis, desde el único hecho histórico que le puede otorgar fuerza a la interpelación: tanto la invención freudiana como el desarrollo de la enseñanza de Lacan se constituyen, de entrada, como una lectura sinthomática de la izquierda, una lectura de sus textos, prácticas y aspiraciones. A su vez, ser de izquierda es pensar que la explotación de la fuerza de trabajo y la ausencia de justicia no sólo sigue siendo un insulto de primer orden hacia la propia construcción de la subjetividad, sino que la brecha ontológica en la que el sujeto se constituye, la división incurable que marca su existencia con una singularidad irreductible sólo puede ser captada, en su "diferencia absoluta", por fuera y más allá de las jerarquías y divisiones instauradas por el poder del mercado. Por ello, el impensable fin del capitalismo, si tuviera lugar, sería paradójicamente el comienzo del viaje, el inicio de la afirmación tragicómica de la existencia, el "tú eres eso" de un sujeto por fin cuestionado, sin las coartadas burguesas que desde hace tiempo lo llevan inexorablemente a estar disponible para todo. La izquierda marxista puede elaborar su final en el único ámbito en el que ese final puede adquirir un valor distinto al de cierre o cancelación, un final que no es tiempo cumplido, sino oportunidad eventual para otro comienzo. Ese ámbito tal vez pueda ser el pensamiento de Jacques Lacan, única teoría materialista sobre el malestar de la civilización propio del siglo XXI. El hecho de que Lacan planteara la elaboración de su discurso como una "praxis sobre lo real-imposible", sobre un real al que no puede acceder el discurso, pero que a la vez es a través del discurso (comprendiendo en esto la escritura) que se puede acceder, esta cuestión primordial de lo real es lo que distingue su intento teórico de la hermenéutica, de la deconstrucción y de las "otras éticas". Considero que Lacan constituye el único intento serio de poner a prueba hasta dónde lo simbólico puede y no puede transformar, a través de una praxis, lo real. Sólo admitiendo cuáles son las condiciones de constitución del sujeto, y cómo experimenta el límite de sus transformaciones, podemos aprender sobre las condiciones, soportables o no, de una mutación subjetiva que no sea mero estupor o perplejidad y que pueda ser transmitida en su condición de experiencia. Por ello, tal vez no haya otro discurso como el lacaniano para reconocer con la mayor honestidad lo que enseña una praxis en su impotencia por modificar lo real. Y por esto mismo, el pensamiento de Lacan puede ser la oportunidad para iluminar con un cierto coraje intelectual lo que aún permanece impensado en el final: la derrota a escala mundial, a partir de los setenta, del proyecto revolucionario de izquierdas. Derrota que el saber posmoderno escamoteó para el pensamiento. En este aspecto, Lacan desde el comienzo ha preparado, a través de lecturas y puntuaciones diversas, las condiciones para que el pensamiento marxista pueda elaborar su propio final, en el único lugar donde la elaboración es posible: en el trabajo de duelo que se hace fuera del hogar, del hogar filosófico. Lacan comenzó "deshegelianizando" el materialismo de Marx, planteando un hiato irreductible entre la verdad y el saber. Pero este hiato constituirá la ocasión de un homenaje definitivo a Marx; para Lacan, el inventor del síntoma como verdad imprevisible e incalculable que no puede ser domesticada por el ejercicio de un saber, es Marx, y no Freud. Desde esta primera perspectiva general se puede encontrar en Lacan, a partir de 1938, un desmontaje meticuloso de todos los motivos marxistas: el análisis de la mercancía incorporando la temática del goce pulsional, las distintas objeciones a la teleología histórica y a la metafísica de su sujeto, la presentación de una temporalidad problematizada con las distintas modalidades del retorno y liberada de todo fantasma utópico. Donde tampoco se trata de "progresismo", porque la temporalidad del sujeto que surge como resultado de la brecha ontológica no es rectilínea, es un "futuro anterior" que reúne de un modo absolutamente específico los éxtasis temporales del pasado, presente y futuro, en una doble conjetura: lo que "habré sido" para "lo que estoy llegando a ser". Y no se trata de utopía, porque utopía siempre implica la reconciliación final de la sociedad consigo misma. Por último, la izquierda lacaniana debe subvertir la semántica de la revolución. Una izquierda lacaniana es siempre una reescritura de un legado y una herencia, un desciframiento que establezca y pruebe suerte con un nuevo tipo de alianza con la pulsión de muerte inscrita en el modo en que la civilización acontece en el país. Una de las primeras posiciones de Lacan es no admitir el telos histórico del materialismo marxista, ni los movimientos dialécticos del en sí-para sí, pero sí dar todo su valor de verdad a la plusvalía estableciendo una compleja homología con lo designado por Lacan como "plus de gozar": el verdadero secreto del capitalismo reside en una economía política del goce. La operación fantasmática a través de la cual el sujeto conquista su realidad y su consistencia toma su punto de partida en ese plus de gozar que funciona incluso en condiciones de miseria extrema. De lo que se despoja a las multitudes es de los recursos simbólicos que permitan establecer e inventar en cada uno el recorrido simbólico propicio para el circuito pulsional del plus de gozar. La miseria es, en este sentido, el estar a solas con el goce de la pulsión de muerte en el eclipse absoluto de lo simbólico. La no "satisfacción de las necesidades materiales" no sólo no apaga el circuito pulsional, sino que lo acentúa de modo mortífero. En este aspecto, el capitalismo, al igual que la pulsión, es un movimiento circular que se autopropulsa alrededor de un vacío que lo obliga siempre a recomenzar, sin que ninguna satisfacción lo colme de un modo definitivo. Aunque siempre realice un plus de goce parcial y excedente a toda utilidad. Para una izquierda lacaniana, pensar las consecuencias de esa "parte maldita" en los procesos de subjetivación es una exigencia política de nuevo cuño. Por ello, si es cierto que actualmente el poder ha devenido biopolítico, tomando para sí como asunto esencial la "vida" biológica, en una perspectiva lacaniana agregaríamos que, tratándose de la vida de los cuerpos parlantes, sexuados y mortales, es la vida del plus de gozar. El cuerpo del parlante no es otra cosa que la sede del plus del goce. Series televisivas de médicos, forenses, operaciones televisadas, programas de salud, en todos los casos se intenta capturar, en la época en que la ciencia quiere borrar la frontera entre el ser parlante y el animal, el plus de gozar que anima a la biología del cuerpo. ¿Podrá la técnica volver el plus de goce una unidad discernible, cuantificable, localizable? No es una paradoja menor que el goce pulsional sea la única "autonomía" (no consciente ni reflexiva) que le queda a la existencia parlante frente a la exigencia técnica de que el mundo devenga imagen. * Extractado de Para una izquierda lacaniana. Intervenciones y textos, de reciente aparición (ed. Grama). Traducción: Estela Schussler Les Journées 38 ont lieu les 7 et 8 novembre prochains à Paris, au Palais des Congrès |