RedAcción |
Número 4 |
Soportar las diferencias |
Por Kitty Guerberoff El sintagma "grupos de reflexión clínica" –así se llamaron en el inicio de la experiencia- comenzó a circular antes de que hubiera una práctica a la cual representar, soportando el peso del significante "grupo" que se sumaba a las sospechas generadas sobre la Red Asistencial desde su creación. La presentación de casos entre miembros y adherentes de la EOL fue un acontecimiento inédito: por no asentarse en transferencias previas; por permitir lazos de trabajo entre analistas desconocidos entre sí dentro de una orientación común; por la posibilidad de soportar las diferencias dentro de la orientación; por su continuidad. Más allá de lo que puede aprenderse de cada caso, podría sintetizar así la enseñanza de estos grupos: es posible trabajar de manera fecunda aun con aquellos a quienes no se conoce, si están decididos a interesarse en la experiencia y aprovecharla. Esto pudo verificarse incluso durante el breve lapso de colectivización forzada en el que pertenencer a alguno de estos grupos fue obligatorio. Otra enseñanza, a título más personal: la existencia del grupo y la posibilidad de presentar allí los casos obliga a fundar la práctica en razones, como cuando decidí pasar al diván a una paciente muy concernida en su análisis. El hecho de que fuera una paciente de la Red me llevó a tratar de ubicar el significante de la transferencia, a pesar de que la indicación iba de suyo. |