XVIII Jornadas Nacionales de Carteles "Quejas del Síntoma-Satisfacción del Fantasma" |
Reseña |
La XVIII Jornadas de carteles transcurrieron en un clima cordial de mucho trabajo con la participación entusiasta de colegas cartelizados. La mesa de apertura estuvo a cargo del Director de la EOL Oscar Zack y del Secretario de Carteles Daniel Millas, ambas ponencias lograron transmitir conceptos importantes en relación al anudamiento epistémico, clínico y político de la Orientación Lacaniana. Oscar Zack en su presentación señaló la importancia especial que estas Jornadas tienen para el Directorio, en tanto comienzan a marcar un punto de capitón de la gestión. A partir del título de las Jornadas propuso ubicar al síntoma como aquello que siempre está insertado en un estado económico global del sujeto y cuya particularidad es producir una conjunción entre la satisfacción pulsional y la función de ser un obstáculo en la vida del sujeto. Introduce una reflexión sobre el fantasma, definiéndolo con las palabras del escritor rumano Emile Cioran quien ha dicho: "a las verdades que desorientan se oponen las verdades que consuelan" es decir que frente a la emergencia de lo real el sujeto apela a velarlo. Ubica al fantasma como un artificio proveedor de satisfacción, el fantasma proporciona un goce agradable frente al síntoma que es sufrimiento. Para concluir, subraya la importancia que posee el cartel desde la perspectiva doctrinaria de la escuela, el cartel sigue siendo el dispositivo de producción epistémico congruente al discurso analítico. En esta perspectiva el trabajo en el cartel, permite conjugar el cálculo colectivo con la promoción de lo particular de cada cartelizante. Daniel Millas destaca la nueva modalidad de carteles ampliados y fulgurantes, como una nueva forma de trabajo. Nos advierte que el concepto de innovación no es tan exacto, e introduce una referencia del cartel ampliado de 1964 cuando J A Miller formó parte de un gran cartel de 12 integrantes, en relación a la entrada a la Escuela. Ubica a la queja como la primera modalidad de la demanda dirigida al analista, constatando un primer efecto terapéutico cuando la queja encuentra un alojamiento. Y destaca como la dimensión del fantasma introduce una dimensión ética en la práctica analítica, el fantasma concierne al deseo del analista. Subraya la diferencia entre psicoanálisis y psicoterapia; la psicoterapia especula con la proliferación de sentido, busca la restauración de las identificaciones del sujeto. La operación analítica , en cambio, no busca restaurar sino deshacer, intentando cernir en el sujeto, el sinsentido de un goce vivido como extranjero. Y en relación al síntoma DM plantea que el mismo constituye la referencia clínica fundamental en nuestra práctica pero no como una conducta anómala sino como el necesario correlato de la ausencia de saber en lo real. Para concluir DM subraya la importancia de la formación analítica. No habría contraindicaciones a priori a la aplicación del psicoanálisis, siempre que la formación analítica se constituya en su referencia. Para la orientación Lacaniana la formación pone en evidencia lo singular de un recorrido que no cesa y cuya modalidad deviene estilo para cada practicante. En la primera plenaria:"Respuestas a la queja" pudimos escuchar a través de las ponencias de Silvia Salman, Juan Carlos Indart y Gustavo Stiglitz las distintas modalidades de presentación de la queja y sus particulares respuestas. La coordinación estuvo a cargo de Mónica Wons, quien extrajo un rasgo de cada una de las ponencias. Silvia Salman ordena el trabajo a partir de 3 referencias: 1-"Recoger la verdad como queja"(Lacan Sem.XXI); 2-"Toda teoría de la transferencia es una defensa del analista"(Lacan Sem. XI); 3-"El analizante forma parte del concepto de interpretación" (Sem.Miller "Cosas de Finura"). En la primera establece la relación de la queja con la verdad, la cual puede decirse a medias, destaca la importancia no en el sentido de la queja, sino lo que más allá del sentido se articula con el fantasma. Diferenciando así, el psicoanálisis de la psicoterapia la cual se ocupa del sentido. El psicoanálisis deberá hacer lugar a la dimensión pulsional que se articula a la palabra que soporta la queja. En la segunda destaca la importancia de la transferencia diferenciándola de la sugestión. Es la introducción del objeto a en la transferencia la que rige la cura. La tercera es en relación a la interpretación. Y plantea una dialéctica. La interpretación no es sin la palabra del analista, pero es necesario que el analizante agregue algo de su parte, sin lo cual no habría interpretación de su goce. Concluye el comentario planteando que no siempre alcanzamos el bien-decir de la interpretación, pero no hay que perderlo de vista. Gustavo Stiglitz plantea que la novela familiar remite a la queja, y que un sujeto neurótico prefiere creer que el goce está en alguna parte para poder así dirigir su queja, antes que encontrarse con el goce imposible. La falta en ser se revela porque la queja incluye una vuelta sobre el sujeto, a partir de una dimensión fantasmática y otra sintomática. La respuesta analítica a la queja sería entonces cernir los puntos de real a la que ella apunta tras el velo, buscar en ella indicios de un encuentro con un real que la queja vela. Stiglitz se pregunta por el destino de la queja al final de un análisis y plantea que no se trata de que un sujeto no se queje más, sino que el sujeto ya no está más allí, sino en el lugar desde donde puede responder a la contingencia, un saber hacer en cada ocasión con lo imposible. Juan Carlos Indart inicia su ponencia situando que hoy en día vivimos abrumados por un clima social de queja. Ubica en la frase:"No encajo en el mundo" la caracterización de la queja actual, más allá de las estructuras clínicas que sostienen ese enunciado. El que demanda tratamiento ha hecho de alguna manera abolir la queja familiar, tan importante para el psicoanálisis, tampoco se presentan quejas en relación al trabajo debido a la insoportable inserción laboral actual. La queja entonces queda subsumida a la queja amorosa. Plantea juntar queja con verdad Es una verdad que no es toda, es mentirosa; pero es esa la vía que nos permite no quedar pegado al sentido. Sintetiza en 3 puntos el planteo:-1 una respuesta que sostiene y escucha el medio decir verdadero;- 2 que se sabe que eso es mentira verdad y -3 solo en un campo así se van a precipitar cosas vinculadas al saber inconciente que no le debe nada a la operatoria del padre. Propone comenzar a situar y reducir el exceso de goce del síntoma en relación a ese saber inconciente que ha ido apareciendo a partir del medio decir verdadero. Las mesas simultaneas se desarrollaron a partir de la presentación de trabajos individuales como producto de lo trabajado en los carteles. Los mismos dieron cuenta de distintas modalidades: ampliados, clásicos, fulgurantes; y también distintos ejes: clínico, epistémico y político. La segunda plenaria, "La formación analítica", fue una oportunidad de compartir y poner en perspectiva conceptos que son cruciales para el psicoanálisis lacaniano y la Escuela. La mesa fue coordinada por Alicia Yacoi, quien subrayó la importancia del cartel en la formación y remarcó el planteo de J.-A.Miller: lo crucial en la formación analítica es la transformación de goce del sujeto. Gabriela Dargenton, centró su ponencia en la formación desde la perspectiva del pase y después de él. Ser analista se trata de una posición en un discurso, inédito hasta Lacan, y la cuestión será demostrar, ordenando la lógica de su experiencia singular, como un psicoanálisis ha podido transformar la vida de un sujeto hasta el punto de querer ser su agente, a ocupar ese semblante de a. Propone que hacerse psicoanalista es formarse al inconsciente y su fundamento epistémico lo asienta en dos principios: "el analista solo se autoriza de si mismo" y "no hay formación del analista, hay formaciones del inconsciente".Ambos postulados y sus consecuencias nos ponen frente a la pregunta sobre la posición analizante que es preciso mantener siempre frente a lo real. El post-analítico vincula al analizante a esos signos de lo real. Irene Kuperwajs tituló su trabajo "Testimonios sobre el control", no sin aclarar primero, que esto es una elaboración provocada. Trae correspondencia con Weiss como ejemplo de testimonio de Freud como controlador y un texto de Elizabeth Geulesco, como testimonio de Lacan. Si Freud anuda la práctica de control al análisis y a la formación epistémica, Lacan lo anuda a la Escuela, al igual que el pase. Para Lacan, el control es controlar a un sujeto sobrepasado por su acto. No se trata de una obligación, como recuerda E.Laurent, sino de una cuestión ética en donde el deseo de controlar surge del interior mismo del discurso analítico. I.K. entiende que el deseo del analista en formación, es el que suscita la libido hacia el control, y, si el acto analítico no se enseña, se controla, la experiencia de control pasa a ser crucial, pone a prueba si el sujeto es capaz de sostener ese acto. Ricardo Nepomiachi propone un principio para la formación del analista: la Escuela como un programa de tratamiento de un imposible: el analista. Lacan propuso la Escuela como experiencia inaugural y esto supone que se trata de saber hacer también, con la transmisión de un saber. El cartel ocupa allí un lugar preeminente. Se trata de una posición antidogmática en el modo de transmisión de enseñanza del Psicoanálisis, posición cuya razón es el trabajo. Trabajo colectivo y producto propio de cada uno, según Lacan. R.N. propone pensar el conjunto de la Escuela como un Cartel Ampliado, puesto al trabajo permanente y donde, de lo que se trata, es de acoger el producto propio de cada uno. El espíritu del cartel propone la satisfacción por la vía de la conversación; hablar y ser escuchados a partir de una lengua común que pone en el centro de la transmisión del saber, lo no sabido. Daniel Millas, a partir de las tres presentaciones subraya que la posibilidad de dar respuestas a distintos tipos de demanda, sin contraindicaciones a priori, es a condición de que haya analista y para ello es necesario una formación permanente, que no cesa. El control, el cartel, el análisis y el pase, supone cada uno, la modalidad de tratamiento de un imposible, tal como lo planteaba R.Nepomiachi, del mismo modo que el síntoma. ¿Cómo no quedar encerrado en el goce autista del síntoma? La elaboración provocada que planteaba Irene, este poder reconocerse como uno, un aporte, pero al mismo tiempo eso no es sin otros en lo que tiene de elaboración colectiva y provocada. El cierre estuvo a cargo de la Secretaría de Carteles, coordinado por Nilda Hermann. Los participantes, a modo de despedida, manifestaron su gusto y alegría por haber participado de esta gestión. Diana Criscaut y Rosa Apartin, señalaron la importancia de la constitución misma de la comisión como un Cartel Ampliado y la importancia del Más-uno, D.Millas, que supo provocar el trabajo decidido de cada uno de sus miembros. Julio Herrera subrayó el establecimiento de las nuevas modalidades de carteles, el ampliado y el fulgurante, que ya están funcionando en la Escuela y en otras escuelas de la AMP. N.Hermann remarcó la transferencia de trabajo provocada en el seno mismo de la comisión constituida como cartel. A modo de síntesis, propone un título: "el deseo del analista es transferencia que trabaja su formación". La forma cartel, en su variación, ha permitido acompañar el deseo de agruparse que ya se daba una forma distinta al cuatro más uno y ha permitido, hoy, la inscripción de nuevas transferencias a la Escuela. A modo de final, y de invitación a futuros encuentros, una nota de León Felipe en el prólogo de su traducción de poemas de Walt Whitman que trajo nuestro colega J.Herrera "No es una invitación ni a la igualdad ni a la dicha /Yo he traducido la palabra happiness por alegría /No hay mas que alegría, no hay felicidad /Y no hay otra alegría legítima en el mundo que la del esfuerzo" Cristina Lima y Graciela Lucci |