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La serie, lo serio
Troumanos: invenciones y arreglos singulares
Lalangue trou-music [1]
Valeria Goldstein
¿Podríamos encontrar algún puente que ligue lalangue, el trauma y la música?
Lacan en su última enseñanza, con su neologismo lalangue, escrito en una sola palabra, holofraseada, homofónica a llalation -la-leo en castellano- y articulada a lo que llama lingüistería, alude a ese enjambre de S1 sueltos, sin sentido que, lejos de servir a la comunicación, son solidarios al malentendido y al equívoco.
Lalangue “nos afecta primero por todos los efectos que encierra y que son afectos.”[2]
¿Cómo nos vemos afectados por lalangue?
El cuerpo hablante -dice Bassols- es goce de lalangue, pura lalangue incrustada en la carne, “perceptible a través de las resonancias asemánticas que la palabra produce en el cuerpo.[3]
Lalangue da cuenta del impacto-trauma-del decir sobre el cuerpo hablante vía resonancia. Resonancia que necesita del vacío para producirse, un ámbito donde eso resuene. Así el cuerpo pasa a ser el instrumento donde se lacran ciertos significantes.
El neologismo troumatisme con el que Lacan vigoriza al trauma, da cuenta cómo el niño se topa con un agujero -trou- en su comprensión de palabras que le caen como rayos, viviendo así una experiencia de encuentro con lo real inasimilable. “El niño lacaniano es el niño traumatizado.”[4]
J.-A. Miller se pregunta:“¿Qué significa que haya traumatismo?”[5]. Respondiendo que el sonido de lalangue nunca es armónico, hace del ser que la habita y hablará, un enfermo, pero ...hay posibilidad de hacer con ella una obra.
Nina Simone cantante, compositora y pianista estadounidense de jazz, blues y soul, de quien extraemos las frases: “el sonido es inaudible, como gritar sin voz”, “la música siempre me pasa por la cabeza y es tan intensa que uno sentía que se salía de sí”, supo con lalangue que la traumatizó hacerse un nombre propio: “High Priestess of Soul”, alta sacerdotisa del soul. [6]
Entonces de aquellos sonidos que nos arrullaron, nos calmaron o extasiaron, en forma de nanas o canciones de cuna, de esos primeros ruidos, gritos, risas que oímos en tanto intraducibles que impactan sobre nosotros, está hecha lalangue.
Propongo a lalangue, esa ocurrencia de lo real para cada quien, la propia “trou-músic” capaz de enlazarse al Otro y hacerse canción.
Agradecemos la imagen a la artista Alicia Leloutre
NOTAS