La serie, lo serio

Troumanos: invenciones y arreglos singulares

Dark: elogio de la no eternidad[1]
Miguel López

Dark[2] es una serie cuya historia transcurre en 5 períodos de 33 años cada uno, con los ejes puestos en los años 1920, 1953, 1986, 1919 y 2052, con constantes “avances y retrocesos”.

Me sirvo de Heidegger para marcar que la serie corrobora la hipótesis que ha llevado al filósofo alemán a criticar la “interpretación vulgar del tiempo”[3] cuestionando la definición que al respecto elaboró Aristóteles.

Sin embargo, a contramano de Borges[4], la idea es pensar desde Dark un elogio de la no eternidad. Dice JAM en "Un esfuerzo de poesía": "Tenemos que vérnoslas con el último hombre en la medida en que éste piensa dominar el tiempo, es decir que no cree que exista la irreparable. (…) Digo dominar el tiempo también en el sentido de que no soporta la edad: el último hombre aspira al presente eterno. (...)...estar del lado del tiempo, es decir, no del lado de quienes creen dominar el tiempo, no del lado de quienes aspiran al presente eterno. Ahora bien, no ser partidarios del presente eterno es también renunciar a la nostalgia, porque precisamente estamos en la nostalgia cuando no aceptamos el tiempo, cuando no aceptamos que pase el tiempo"[5].

Estas palabras de JAM ubican al psicoanálisis en una posición antagónica en la cual se desenvuelven los protagonistas de DARK. Jonas = Adan es justamente un militante de la eternidad, aquel que no cree en lo irreparable de lo real, en las contingencias ligadas a la existencia que pueden hacer sucumbir las coordenadas trazadas por el amor. Vive con respecto a Martha en un encapsulamiento nostálgico, una apuesta por un permanente retorno a aquello que indefectiblemente dejará de ser.

En El Ultimísimo Lacan, dice JAM : "La ausencia de tiempo es una cosa que se sueña, es lo que se llama eternidad"[6]. La eternidad como una continuación indefinida del tiempo es la apuesta de Jonas = Adan en Dark. Una máquina del tiempo para evitar el paso del tiempo, el real del tiempo que irrumpe marcando tanto el tiempo imaginario, el vivido, como el simbólico, aquel que es contado y numerado.

De este modo, es el psicoanálisis mismo un elogio de la no eternidad, una creencia en el tiempo real, a contramano de Dark, serie con avances y retrocesos temporales al servicio de la eternidad.

Agradecemos la imagen a la artista Alicia Leloutre