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La serie, lo serio
Troumanos: invenciones y arreglos singulares
Trauma y sinthome [1]
María Marciani
En su Conferencia Leer un síntoma[2], Miller parte de Freud, hasta llegar a la dimensión del síntoma en la última enseñanza de Lacan. Más precisamente en los últimos apartados se dedica a precisar el estatuto del síntoma, su carácter repetitivo que implica lo traumático y que, por ende, podría invadir todo el comportamiento. Es allí donde formula que, en ese sentido, el síntoma es lo que nos da el psicoanálisis como “lo más real”. Un real, que es resto de la operatoria freudiana de la interpretación, persistencia del síntoma más allá del sentido. Pasa después a conectar tal como lo hizo Freud al síntoma con la satisfacción pulsional, leída por Lacan como goce, goce que no es primario, sino que es acontecimiento de cuerpo producido por el significante, por la percusión en el cuerpo del significante. Acontecimiento originario para el sujeto y a la vez de carácter permanente, dimensión del Uno que se itera, con su impronta siempre disruptiva y traumática.
Es en su texto La Tercera[3] donde Lacan va a comenzar a desplegar a partir de la lógica borronea este goce, al que arriba Miller en su recorrido, para localizarlo en la intersección de lo simbólico y lo real, goce que denomina fálico, “fuera de cuerpo” y que diferencia de la significación fálica, del sentido, que va a situar en la intersección de imaginario y simbólico. Agregando que lo simbólico, en este momento de su enseñanza, ya no se trata del lenguaje sino de lalengua, es decir, de esta dimensión del significante Uno que itera sin lógica ni orden alguno, y cuya propiedad, es el agujero. Lo imaginario en el nudo también cobra otro estatuto donde lo propio es la consistencia, es allí donde ahora tenemos otro recurso frente a lo disruptivo de lalengua, y donde se va a localizar otro goce, en la intersección de lo imaginario y lo real, un goce “en el cuerpo”, que sostiene el imaginario corporal.
Un reordenamiento necesario, ya que en este texto Lacan afirma que en la economía del síntoma hay dos goces, no solo el fálico sino también este otro goce, un goce en el cuerpo. Es decir, el síntoma comporta un real que no participa del devenir del Uno mortífero de lalengua, que no produce ningún objeto, ni participa del armado de las zonas erógenas.
Real, imaginario y simbólico ya no son lo que eran, y la noción de nudo viene a romper con la rigidez de las estructuras para adentrarnos en un universo móvil, sinuoso de “empalmes y suturas” de anudamientos y desnudamientos.
A partir de la última enseñanza ya no podemos hablar de ningún núcleo traumático, sino de un goce que itera, fuera cuerpo y frente a eso los arreglos sinthomáticos del parlêtre, serán los que posibilitaran enlazar otro goce “en el cuerpo”, que permitirá sostener el cuerpo frente a esa irrupción siempre traumática de la langue. Arreglos de mayor o menor alcance, ajustes más o menos duraderos ya que lo real puede siempre hacer su aparición de manera inédita.
Agradecemos la imagen a la artista Alicia Leloutre
NOTAS