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Trauma

La serie, lo serio

Troumanos: invenciones y arreglos singulares

Trauma y segregación[1]
Marcela Negro

El trauma es irrupción de goce en el cuerpo como acontecimiento contingente. Introduce dos dimensiones subjetivas: una, la de lo necesario (no deja de escribirse); otra, la de lo imposible (no cesa de no escribirse).

La segregación es respuesta en lo colectivo al trauma original reduplicado en el trauma colectivo. Es lo que no cesa de escribirse en el otro, porque el odio a sí mismo no cesa de no escribirse en el sujeto.

El goce perdido en el trauma es localizado en el otro, produciendo efectos de segregación. La universalización propia del discurso de la ciencia y la lógica de mercado, en cambio, forcluye el trou-ma. ‘Todos sin excepción’ hace que la segregación tome visos de aniquilación de quien es la supuesta sede del goce. Lo diferente no tiene lugar ni siquiera segregado dentro de un marco simbólico que lo introduce en las dos vertientes del ‘no cesa…’.

M. Vieira señala que la época precisa de la extimidad, ya que “tener extrañeza es un gesto de humanidad (…) la extrañeza es el fundamento del lazo”[2]. Sostener la condición de extimidad permitiría virar la aniquilación hacia una segregación ‘más benigna’. Lo opone a la paranoia, propia de la época, donde la diferenciación del objeto malo es radical: este se vuelve totalmente exterior. Lo expulsado es sede de lo a destruir. Rechazo absoluto a la alteridad en uno: algo a hacer desaparecer.

La forma benigna preserva al otro: en ella, este guarda algo del secreto que uno no sabe de sí. Si bien lo éxtimo es producto de la expulsión de lo rechazado, da también la posibilidad de ir a buscar en el Otro, por la vía del amor, el objeto de deseo que nos falta.

En el trauma colectivo, señala Bassols, lo más singular se juega en lo que no cesa de no escribirse: algo que pudo haber sucedido un instante antes del trauma, pero no aconteció. Entonces, el goce irrumpe en el cuerpo como efecto de “un Otro que ya no existe más”[3]. Punto común con el trauma subjetivo pensado como la imposibilidad de respuesta del Otro al sujeto. La extimidad se constituirá a partir de la respuesta del sujeto.

La época forcluye el real que no cesa de no escribirse imponiendo la aniquilación de lo Otro (que derivaría en un goce sin pérdida). ¿Cómo puede el psicoanálisis hacer lugar a lo éxtimo en sujetos tomados por el discurso capitalista?

El psicoanálisis es llamado a sostener lo éxtimo en tanto fundado en “una política del síntoma”[4] por ser eso que construye un sujeto para responder a la forma que tomó en él lo imposible.

Agradecemos la imagen a la artista Alicia Leloutre

NOTAS

  1. Dupla: A. Antuña- J. Damiano (responsables)
  2. Vieira, M., Conferencia “¿Cuántos elementos tiene una invención?”, del 26/9 en el Departamento de Psiquiatría y Psicoanálisis (ICdeBA).
  3. Bassols, M., “La llamada perdida del trauma y la respuesta del psicoanalista”, http://www.eol-laplata.org/blog/index.php/la-llamada-perdida-del-trauma-y-la-respuesta-del-psicoanalista/
  4. Laurent, E., “El superyó a medida” https://elp.org.es/el-superyo-a-medida-sobre/