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La serie, lo serio
Troumanos: invenciones y arreglos singulares
Agujero y sueños más allá de las ficciones del ser[1]
Griselda Lozano
Parto de la premisa del sueño como efecto de goce, y de su uso, diferenciado del desciframiento clásico freudiano.
Todo sueño tiene un punto de tope, punto oscuro, ombligo, donde confluyen las asociaciones y desembocan en lo Unerkannte, lo no-reconocido, imposible de desenmarañar. Ese ombligo del sueño es nudo y agujero, dice Gorostiza, punto de opacidad del inconsciente sobre el sexo y la muerte que agujerea el discurso marcando la imposibilidad de escribir la relación sexual. Agujero en el saber que resuena y produce ondas, dirá Lacan, para dar cuenta del troumatisme orientado por la perspectiva del “hay Uno” –estatuto ético y no óntico-, donde remarca que lo esencial de lalengua no es el sentido, sino el goce.
Si el trauma es de lalengua, en tanto marca de goce inolvidable que el encuentro contingente produce y percute en el cuerpo haciendo surgir un parlêtre, ese traumatismo de lo real inasimilable permanece como marca en el cuerpo de un acontecimiento de goce.
Mis preguntas son vastas. ¿Se puede encontrar en la lectura de los sueños ordinarios – para diferenciarlos de los de fin de análisis- una vía por la cual pesquisar esas resonancias de lalengua en el cuerpo y las modalidades de goce, que sin desacreditar la del desciframiento nos permita otra cosa que permanecer en el adormecimiento que el sentido plantea? Algunos sueños, incluso antes de una entrada en análisis ¿podrían ser acaso despertares, franqueamientos, constataciones, que impliquen un uso por fuera de la relación S1-S2, que arranque al parlêtre del sentido que adormece la ficción del fantasma? ¿Qué implica en la interpretación del sueño pensar el inconsciente, tal y como sugiere Miller, a partir de la iteración bruta, y no desde el sentido?
La aparición de la resistencia señalaría un momento álgido en la superficie del sueño, una zona de silencio opaco, índice del bloqueo de la máquina de interpretar. La resistencia, tomada como hecho de lo real, es el eje que guía el uso de los sueños en la perspectiva del contrapsicoanálisis.
Los sueños –especialmente los de fin de análisis- pueden tocar, cernir, constatar, indicar algo del real singular… ¿pero solo los del final?
Considero que hay sueños donde puede hacerse presente un goce no tomado en la máquina ficcional, donde el goce como acontecimiento de cuerpo se hace presente.
Su uso introduce a un más allá de las ficciones del ser. Se trata, dice Miller, de una pragmática superior, otro uso que el del sentido, separado de la interpretación que desestructura el sistema simbólico, también en los sueños ordinarios.
Agradecemos la imagen a la artista Alicia Leloutre
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