La serie, lo serio

Troumanos: invenciones y arreglos singulares

Trauma y Nombre Propio[1]
Damián Leikis

El concepto de nominación que promueve Lacan en su enseñanza intenta responder a una pregunta por el ser en la experiencia analítica prescindiendo de las coordenadas que brindan las identificaciones fundantes de un sujeto. Miller[2] opone la nominación a la comunicación ya que la nominación introduce algo en lo real, por lo tanto apunta a captar la referencia en juego en tanto que la nombra, aísla lo que hay, establece una relación entre el sentido y lo real. Para establecer ese nexo recurrimos al Otro que lo garantiza, esa es la función del Nombre del padre.

Lo irreparable del trauma es haber sido afectados por la intrusión del significante en el viviente que deja una marca como acontecimiento de cuerpo[3]. Lo singular es la marca que se manifiesta como murmullo de lalengua que nos parasita. Hacerse un nombre es devolver esa marca al lugar del remitente, habiendo obtenido la ganancia de saber necesaria para que esta pueda ser aceptada.

El método psicoanalítico que inventa Freud aísla un singular del caso que realiza siempre uno por uno y cada vez, en lo particular del síntoma, el universal de la clase. Lo singular de una marca que se revela como efecto necesario de un encuentro contingente -en tanto que nadie sabe de qué maneras el significante afectará un cuerpo- configura una posibilidad de vida a partir de dibujar un contorno de imposibilidad que se asume como pérdida. El nombre propio es el nudo en el que ajustan y se aflojan estos términos. Lacan, en su última enseñanza, propuso como solución el sinthome[4], artificio hecho de verbo y carne que anuda los tres registros en un lazo que prescinde del padre no sin hacer uso de él.

Ante las nuevas configuraciones sociales que provocaron el declinar del Nombre del padre en la civilización y su consecuente impacto sobre las subjetividades, queda abierta la posibilidad de alojar en el dispositivo analítico efectos de falla en las nominaciones que vienen determinadas a modo del orden de hierro[5] por el avance de discursos tecno-capitalistas. Solo ante esas fallas el analista podrá intervenir para quienes consientan al método, es decir abran la puerta a la Otra escena.

Agradecemos la imagen a la artista Alicia Leloutre