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La serie, lo serio
Troumanos: invenciones y arreglos singulares
Trauma y síntoma[1]
Celina Camps
Sabemos que el trauma para el psicoanálisis se distancia de los acontecimientos históricos ya que de lo que se trata es de ese golpe de la lengua que impacta el cuerpo. Miller en Leer un sintoma[2] introduce el término clinamen haciendo referencia a la impredecible desviación que sufre el goce. Acontecimiento originario y al mismo tiempo permanente.
G. Brodsky en su testimonio nos transmite cómo ese acontecimiento singular cobrará valor por sus efectos y consecuencias reveladas en el análisis [3]. Esa escena que ella nominó fiesta será leída en su estatuto de trauma cuando una contingencia la confronte con lo vivo del goce encarnado en el analista. La escena del trauma y sus dos tiempos son ya un tratamiento de esa risa, puro murmullo por fuera del sentido.
M. Serra ubica en su testimonio los dos elementos fundamentales que se tejieron y deste-jieron desde el principio hasta el final de su análisis: una fuerte sensación corporal “el vaivén”, que de chica intentaba calmar con una frase tranquila hay jamones en el techo y la escena de seducción con el padre .”El padre subía sus dedos por mis piernas hasta llegar a las nalgas para simular el mordisqueo de unos bichitos-la relación entre el cuerpo y el goce fue atrapada por el lenguaje, por la ley que el lenguaje introdujo con el a eso no se juega que espetó la madre”[4]. El sujeto respondió con su libra de carne, piernas y nalgas devinieron “jamón”, el sujeto era ese objeto ofrecido al Otro. El análisis permitió vaciar el lugar del objeto y reducir la compulsión de seducción, síntoma que había comandado su vida. “Pude entonces acoger el significante seductora no como una identificación que hace pantalla sino como un modo de funcionamiento -el mío de siempre- a partir del real irreductible del vaivén”[5]. Reducir el síntoma a la letra, desembrollarse del sentido y de la relación con el Otro, de las ficciones- trauma construidas por la neurosis infantil posibilitará un saber hacer vivificante con ese puro acontecimiento de cuerpo.
El sujeto se arma una vida con sus estrategias neuróticas dándole un tratamiento a ese trau-matismo original . Pero, como sabemos, lo simbólico falla, es débil para nombrar y atrapar lo real. En un análisis ese fracaso y su lectura permitirán otra vuelta por el agujero del trauma. Se trata de orientarnos por el trauma como posibilidad.
Agradecemos la imagen a la artista Alicia Leloutre
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