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La serie, lo serio
Troumanos: invenciones y arreglos singulares
Todos trumanos traumatizados [1]
Alejandra Breglia
La observación de un niño pequeño que refiere Lacan en el Seminario 11[2], seguido de haber mencionado al niño del fort-da, nos aportan ciertas pistas para ubicar a partir del “niño traumatizado” las dos caras del significante, el Otro arropa, arrulla, con sus palabras, y la cara de goce que señala el agujero (trou) del lenguaje.
Aprendemos a hablar la lengua que es del Otro, y esto deja huellas.[3] Aprender a hablar tiene consecuencias y el sinthome -que “surge de la marca que excava la palabra cuando adquiere el giro del decir”[4]- será el arreglo que velará ese agujero una vez que lalengua percutió el cuerpo y el desgarro se produjo necesariamente.
De ese trauma-agujero queda como efecto un afecto de goce sobre el cuerpo, acontecimiento de cuerpo, que inscribe un modo singular de gozar y señala a su vez, para cada uno, lo que fue ese impacto siempre enigmático del significante en el cuerpo.
Nacemos del malentendido y traumatizados, y en eso, nos humanizamos. “Trauma, no hay otro: el hombre nace malentendido.”[5] Lacan nombra al parlêtre como les trumains, utilizando ese neologismo que en francés se pronuncia igual que l'êtrè humain, "el ser humano”. [6]
Si acordamos que justamente en el cuerpo se aloja el impacto de lalengua que hace eco en lo más singular de cada uno, el recorrido de un análisis permitirá ubicar esas marcas alojadas en el sinthome - sabiendo que hay algo a lo que no se va a poder llegar- para arribar a “saber hacer”, una manera de “salvación por los desechos.”[7]
Aquél truco que cada quien se inventó -lo sepa o no- para llenar el agujero de lo real,[8] al confrontarse contingentemente con el troumatisme[9], y nos hace a "todos locos”[10], trumanizados, troumanizados y malentendidos.
Agradecemos la imagen a la artista Alicia Leloutre
NOTAS