| Congreso 2012 Congreso AMP Buenos Aires 2012 | "El orden simbólico en el siglo XXI" |
| Lecturas Comité Scilicet.EOL |
Boletín N°3 Nuestra Lectura
Editorial En este Boletín, leemos los comentarios de Débora Nitzcaner y Marisa Chamizo sobre los textos escritos por Gabriela Grinbaum, "Amor" y Mónica Torres, "Matrimonio". Notablemente, ambos textos ponen en vecindad dos términos: amor y deseo, irreductibles entre sí por ese goce vacuo que rehúsa decirse. Adriana Testa
Amor - objeto indescriptible Bajo el titulo "Matrimonio", Mónica Torres funda su texto en una interrogación: "¿es posible pensar al matrimonio como una de las soluciones al dolor de amar?" Al referirse al homenaje de Jacques Lacan a Marguerite Duras, se asienta sobre la enseñanza que se extrae de ahí: sobre la imposibilidad de que coincidan el objeto del amor, el del deseo y el del goce. Un recorrido que lleva hasta el extremo la tensión entre el amor –como amor cortés– sobre el intento fallido del matrimonio como solución a lo real, "que no puede opacar la imposibilidad de hacer surgir en un discurso lo que hay de irreductible entre el objeto del amor y el deseo". Una elaboración que resalta, con Marguerite Duras lo que para el psicoanálisis es el lazo entre la escritura y lo real, de su solución, nos dice, a nivel del sinthome. Si rememoramos a Duras, al publicar su diario de juventud, en su libro El dolor, allí se pregunta por su dificultad de dar a eso que escribió un nombre. Diría, entonces, que el dolor había sido una de las cosas más importantes de su vida y que la palabra "escrito" no le resultaba adecuada para ello. Un decir por donde, a mi entender, resuena la elaboración minuciosa del texto "Matrimonios" como enseñanza: no hay matrimonio con lo real, sin embargo hay algún modo de hacer de eso escritura, al menos de nombrarlo.
Comentario sobre el texto "Amor" Atributos del amor, ágil recorrido que Gabriela Grinbaum hace en este texto. El amor es espera, es femenino, recíproco, impotente, es demanda que demanda amor. En la actualidad, la demanda de amor se transforma en imperativo de la inmediatez, afirma la autora. Deducimos que en el registro del imperativo no hay lugar para el amor. En El Seminario, libro 20. Aun, Lacan define el amor como metáfora de la inexistencia, del "no hay relación sexual". El amor le da dignidad a esa inexistencia, apunta al objeto que crea al amado. Si el amor es femenino, desde la definición clásica de Lacan: "dar lo que no se tiene", el hombre en tanto portador del falo, está dificultado para colocarse en ese registro. En el juego del amor el hombre tiene que entrar como castrado, "amante castrado, hombre muerto". [1] Poder dar lo que no tiene, esa es la clave y la paradoja. Cuando da lo que no tiene, cuando la falta cuenta de su lado se feminiza, al mismo tiempo que se viriliza como amante, de la misma manera el hombre demasiado perturbado por su atributo, el hombre "sin fallas", "el gimnasta" que delata un excesivo trabajo para disimular la falla, se feminiza. Su masculinidad tan "producida" se acerca a la mascarada. "¿Tendrían los hombres idea del amor si las mujeres no les enseñaran? En verdad, es dudoso. Para ambos sexos empieza con la madre. Es cierto que aquello que se da no lo es todo. También están el arte y la manera […]." [2] Una demostración de que el amor es un arte es la obra de Ovidio (siglo I dC). Tres libros reunidos bajo el nombre Ars amatoria, con una serie de consejos destinados, especialmente, al hombre; obra que hace de la conquista un arte. "¿Quién si no un estúpido escribiría a su tierna amiga en tono declamatorio? […] Sea tu razonamiento sencillo, tu estilo natural y a la vez insinuante, de modo que imagine verte y oírte al mismo tiempo." [3] Un consejo que permite reconocer la sutileza de Ovidio en los temas del amor, sutileza de lo que se insinúa, sutileza que hace del amor un juego de presencia en la ausencia. 1- Lacan, J., "Ideas directivas para un congreso sobre sexualidad femenina", en Escritos 2, Buenos Aires: Siglo XXI, 1997, p.712. |
