Boletín N°2
Nuestra Lectura
"En la lectura, la amistad a menudo nos devuelve la primitiva pureza."
Marcel Proust
Editorial
"La inclinación innata del ser humano al "mal" a la agresión, a la destrucción y con ellas también a la cruedad".....(...)
Las referenciasque Freud despliega en el malestar en la Cultura, son retomados por Adriana Testa y Piedad Ortega en los textos escritos para Scilicet.
En este segundo Boletín ,Claudia Lázaro recrea y comenta el trabajo: "Crueldad" de Adriana Testa .Marita Salgado a su vez, se hace cargo del comentario del texto escrito por Piedad Ortega :"Agresividad"
Susana Amado (Comité de Acción de la Escuela Una- Scilicet)
Colaboradores: Adriana Testa y Gerardo Arenas
Una Crueldad de película (Comentario Claudia Lázaro)
Conozco a un señor que no puede ver películas con escenas de crueldad, más específicamente donde alguien hace sufrir (física o psíquicamente) a otro.
En realidad, este "fenómeno" – que no ha devenido síntoma para él- ha minado su posición de espectador y luego de interrumpir sus sesiones (de cine)- esto es, saliendo de la sala- ha ido achicando con el paso del tiempo el espectro de películas que puede ver.
Cuando alguien de su entorno ve una comedia, señala: "esta película la puede ver X".
¿Que es lo que nuestro espectador no quiere sa(ver)?.
No quiere saber de su propia crueldad. Como buen obsesivo, sus defensas trabajaron para cerrar el paso de su propio deseo Inc., lo que no le impide una notable crueldad…verbal con sus congéneres.
De una bella manera, lo dice Adriana Testa en su artículo: "la crueldad es el ombligo de nuestro sueño cotidiano". Ella rastrea algunas referencias conocidas por nosotros – y otras no tanto- pero todas bajo un rasgo original y profundo (en el sentido del espesor que les da y las series que arma)-
"Cruor, de donde deriva crudelis (cruel), asi como crudus (crudo, no digerido, indigesto) designa la carne despellejada y sangrienta: o sea la cosa misma desprovista de sus atavíos o aderezos habituales, en este caso, la piel, y reducida de ese modo a su única realidad, tan sangrante como indigesta".[1]
Asi, lo cruel está emparentado con la carne, y cruda. Podemos decir que solo el discurso, las palabras pueden ser la piel que revista esa crueldad.
Matar se puede, en nombre de la ley. Rodeado del discurso, revestido de lo simbólico, un acto cruel puede ser por ej. "en defensa propia". De ahí la referencia de De Maistre que alcanza Miller en "Nada es más humano que el crimen"[2] sobre el verdugo como "una figura máxima de civilización": el hombre que puede matar en nombre de la ley y de la humanidad.
Inolvidable la interpretación de J. A. Miller en una de sus Cartas a la Opinión Ilustrada[3] , el espectador frente al espectáculo de la caída de las torres gemelas. ¡Alegría!¡ Revientan ellos! No estoy allí!. Inapelable.
Como hace decir Jonathan Littell [4] a su oficial de las SS:" Si habéis nacido en un país y en una época en que no solo nadie viene a mataros a la mujer y a los hijos sino que, además, nadie viene a pediros que matéis a la mujer y a los hijos de otros, dadle gracias a Dios e id en paz. Pero no descartéis nunca el pensamiento de que a lo mejor tuvisteis más suerte que yo, pero que no sois mejores. Pues si tenéis la arrogancia de creer que lo sois, ahí empieza el peligro".
Estar advertidos de nuestra propia crueldad puede servir para no tener que salir corriendo del cine, por ejemplo.
1- Rosset Clement, El Principio de Crueldad, Pre-Textos, 1994.
2- Miller, J. A., Conferencias Porteñas, Paidos, 2010.
3- Me refiero a "La Ternura de los Terroristas" una de las cartas a la Opinión Ilustrada de J. A. Miller
4- Littell Jonathan, Las Benévolas, Ed. Del nuevo Extremo, España,2007.
Marita Salgado (Comentario)
El texto de Piedad Ortega parte de la agresividad en Freud y Lacan, que ordenan, respectivamente las vicisitudes del Edipo, la pulsión de muerte, el estadio del espejo, la identificación y la agresividad misma, como instancias constitutivas del sujeto.
Sitúa una pregunta: ¿Es el orden simbólico, el que regula las relaciones del sujeto con el mundo, el que pacifica al sujeto de su agresividad? Piedad Ortega, ensaya una respuesta : En ese espacio donde debería inscribirse lo simbólico se sostiene una promesa de felicidad proveniente de las nuevas tecnologías. Sus efectos: Son modos universales de vida tipificados por la burocracia de la Salud mental. Su contrapartida, la vigilancia excesiva, que produce violencia en sus modos más patéticos, que son juzgados como ataques al bienestar general.
Otro tratamiento de la pulsión de muerte se opera desde el psicoanálisis, "porque inyecta en la precariedad del sufrimiento de un sujeto" la posibilidad de la responsabilidad subjetiva, a través de la agresividad como síntoma, que indicará "discernir la dicha posible", como una invención singular que objete la normativización de la época.
El trabajo de Piedad Ortega da lugar a pensar las diferencias entre agresividad y violencia, la agresividad como constitutiva, y la violencia, su efecto en el tiempo que nos atraviesa, como una figura de lo que Hannah Arendt llama la banalidad del mal: "hacer que los seres humanos en tanto seres humanos se vuelvan superfluos[1] "
1- Bernstein, R, El mal radical, Lilmod, 2005, Bs. As., p. 289 |