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El Debate de la Escuela Una en la EOL N°8
 

La Escuela Una en acción
Daniel Millas

Como bien lo recuerda Flory Kruger (J.J.N°94), la Escuela Una escapa a las definiciones y no se encarna en instancias o dispositivos específicos.

Entonces, y éste es el punto que quiero acentuar, cómo hacer de ella una experiencia efectiva para que no quede reducida a una virtualidad que solo existe en el terreno de las ideas.

Leonardo Gorostiza (J.J.N°95) propone un binario muy preciso que según entiendo esclarece esta perspectiva en la dirección de un "buen uso" de la Escuela Una. Si la AMP acentúa su función de mediación, articulando una relación posible allí donde no la había, la Escuela Una en su función de extimidad, viene a recordar el vacío en el que se funda esa relación de semblantes. Se trata entonces de que la política de la Escuela Una, política de la enunciación, tenga consecuencias en la vida de cada Escuela.

Sin duda, existen dispositivos de una importancia crucial en nuestra comunidad como lo son el Pase, la Admisión y la Garantía. Por una parte, se expiden sobre algo que han podido constatar en los miembros. Por otra, llevan adelante con sus decisiones una apuesta que implica un cálculo sobre la Escuela. Señala Miller (J.J. N° 78) que la Escuela misma es "un cálculo sobre el porvenir". Plantea que es una institución que se debate por la causa freudiana en un mundo efectivamente real, wirklich. Recuerda que la Escuela en tanto tiene miembros, que los selecciona, no es Psicoanálisis Puro, sino Psicoanálisis Aplicado a la constitución y el gobierno de una comunidad profesional en sus relaciones con los poderes públicos y el estado.

Hemos aprendido en los últimos años que si bien no hay oposición entre Psicoanálisis Puro y Psicoanálisis Aplicado, existe entre ambos una delicada articulación. Conocemos el sesgo nocivo que puede tomar el P.A. cuando se desvía hacia la ilusión de "saber hacer con todo, en todo momento y en cualquier lugar", creencia que viene a desmentir el real que determina los límites de cada discurso, incluido el analítico.

Seguramente es en el dispositivo de la Admisión donde tienen más influencia los cambios que se generan en las relaciones con el Otro social, los aparatos del Estado y los lineamientos políticos que traza la AMP.

En los últimos años, desde el Congreso de Bruselas hasta la fecha, hemos asistido a momentos diferentes respecto a la Admisión. Momentos de una menor apertura con muy pocos ingresos, en los que se consideraban los "recorridos de formación" de los postulantes; otros en los que se flexibilizaron algunos criterios y se valoró la práctica clínica y las inserciones institucionales, aumentando significativamente el número de las admisiones; hasta llegar al actual donde nuevamente se lleva adelante una reflexión en el seno de la AMP acerca de este tema.

En estos cambios, el desafío es cómo evitar que determinados criterios que pueden tomar más relevancia en ciertos períodos, no aplasten la transmisión por parte del entrevistado, de una cierta relación con la causa analítica imposible de ser constatada a partir de la referencia a criterios generales o en sus datos curriculares por más notables que los mismos sean. Según mi experiencia, esta orientación ha estado presente en la práctica de la admisión.

Creo que la dificultad no está en este punto. La admisión pone en juego diferentes aspectos y los problemas convergen alrededor de la decisión de elegir a quienes serán propuestos para su homologación en la AMP, lo que implica entre otras cosas, avenirse a un número de postulantes determinado. Aquí suelen producirse las mayores tensiones y es donde se va a poner a prueba qué es lo que prevalece.

Me pareció muy importante la discusión que se generó en la reciente Asamblea General y que continuaremos próximamente. A diferencia de otras oportunidades, se pudo hablar abiertamente de estos problemas. También de los cambios en el dispositivo que dispuso el Consejo, en su intento por lograr lo que Mauricio Tarrab llamó un "equilibrio" entre estos diferentes aspectos en juego, que incluyen sin duda los efectos de grupo comprometidos en el tema.

Porqué no pensar ese equilibrio en los términos del binario "mediación- extimidad" que nos propone Leonardo. Binario que deberíamos poder cernir en el accionar de cada uno de los dispositivos de la Escuela. La apuesta a realizar es que los mismos den cuenta a través de los resultados propios de su trabajo, de la superación de los efectos de burocratización de los que por estructura nunca se está definitivamente inmunizado. De este modo, las Asambleas y los Congresos ordinarios de la EOL, pueden también llegar a ser el ámbito de una conversación productiva entre los miembros.

Evidentemente no es una tarea sencilla, pero se trata para cada uno de nosotros de consentir a la Escuela Una, para que sea una experiencia efectiva con consecuencias tangibles en la vida de nuestra comunidad de trabajo.