Congreso 2010 Congreso AMP Paris 2010 | "Semblante y sinthome" |
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El Debate de la Escuela Una en la EOL N°4 | ||||||||||||
Máxima diversidad en la misma unidad Me interesa llevar a la reflexión una observación muy interesante de Dudy Bleger[1] acerca del momento actual en la Escuela como tiempo signado por el empuje "Todos a testimoniar", como consigna. Considero que habría que diferenciar ese "todos" del Uno deseable en la Escuela Una ya que este Uno se distingue del Todo y si aloja lo diverso no es para homogeneizarlo. Al respecto, creo que bien podría hacerse presente lo que plantea Leibniz cuando se refiere a la máxima diversidad en la misma unidad, allí la Escuela Una cumpliría muy bien su lugar de éxtimo respecto a las Escuelas que tienden, muchas veces, ser empujadas por consignas. Gabriela Camaly[2] advierte de ese peligro en los términos de un empuje a la enunciación. Ahora bien: ¿la enunciación solo se verifica en los testimonios? O aún: ¿en todo testimonio hay necesariamente una enunciación? ¿No conviene acaso pensar en los riesgos que comporta limitar la enunciación al testimonio? Lacan[3] afirma que fundó su Escuela, tomando como punto de Arquímedes el grano de arena de su enunciación, sin embargo en lo relativo a lo que se entendería por testimonio de su análisis hay poco. Y también afirmó: "si hay alguien que se la pasa pasando el pase, ese soy yo"[4]. Ningún relato de su análisis pero marca de la experiencia analítica en cada uno de sus Escritos y en cada uno de sus Seminarios. Dice Leonardo Gorostiza[5] que la política de la enunciación es la política de la Escuela Una como espíritu del pase expandido al conjunto de los miembros de las Escuelas y a la "comunidad" analizante que las rodea. Considero que ese espíritu no puede limitarse al relato de un análisis, la enunciación jamás puede reducirse a ello, sino que es deseable encontrarla en la trasmisión de los conceptos psicoanalíticos, de lo contrario caemos en la falacia de considerar que el campo epistémico psicoanalítico es una campo de meros enunciados. El hartazgo que muchas veces se experimenta cuando se repiten conceptos cual moneda gastada, sin vida, sería una consecuencia de la división aludida. Graciela Brodsky[6] afirma que, para devenir psicoanalista, la verdadera cuestión no es tanto como entrar a la comunidad analítica sino como pasar de la comunidad a la disparidad. De ahí, concluye, "el carácter irresistible del testimonio"; no hay dos iguales ¿No sería entonces deseable que tal disparidad como espíritu del pase estuviese presente más allá de los testimonios en sí mismos? Así encontraríamos trasmisión de conceptos recreados por la chispa de la enunciación, lejos de repeticiones que naveguen en el océano de la homogeneidad. |
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Notas | ||||||||||||
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