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El Debate de la Escuela Una en la EOL N°2
 

Actualidad de la Escuela Una en la EOL
Flory Kruger

¿En mi presentación de hoy no me voy a referir a planteos generales de lo que es la Escuela Una, ya que de una u otra forma, todos los conocen y si los años nos han puesto a cierta distancia de su fundación, el hecho de que el tema haya aparecido en la discusión de los Journal des Journées, nos hizo recurrir nuevamente a los primeros documentos que hablaban de ella. Lo que demuestra, de entrada, que no se trata de un nombre fácil de definir ni de entender y mucho menos de reconocer su presencia.

Les voy a contar entonces, cual fue mi experiencia en la EOL respecto de la Escuela Una.

Les diría que fue interesante porque a partir del planteo que nos propuso Eric para hablar esta noche con ustedes, retomando el Journal des Journées Nº 75, donde J.-A. Miller hace una serie de preguntas referidas a la articulación entre la Escuela Una y las 7 escuelas existentes, me acerqué a varios colegas que han ocupado lugares de gestión y de conducción en la EOL a preguntarles qué es para ellos la Escuela Una.

La primera reacción fue de cierta perplejidad y dubitativamente cada uno comenzó a esbozar alguna respuesta un tanto vaga, poco clara, ambigua, de lo cual se podría deducir que en términos generales en nuestra comunidad no es evidente que se pueda decir lo que es la Escuela Una.

Algunas respuestas fueron: “Es un significante producto de la crisis del 98”, “es la Escuela del Pase”, “Es la Escuela que ocupa el lugar del Otro respecto del conjunto de las Escuelas de la AMP”, “es una Escuela virtual de la cual guardo una llave de recuerdo”.

Estas respuestas nos permiten sacar una primera conclusión: por un lado, es una Escuela que surge como efecto y no como causa, por otro lado, desde mi punto de vista, para la comunidad de la EOL, la Escuela Una, no así la AMP, tiene un alto grado de indeterminación y de desconocimiento.

¿Por qué digo que la AMP no? Porque cuando se trata de los Encuentros Internacionales, o bien de los Congresos que se realizan cada 2 años donde se reúnen los miembros de las 7 Escuelas para escuchar por ejemplo, las mesas de los AE, sus testimonios, para discutir la clínica compartida, o bien, los momentos más epistémicos de la Orientación Lacaniana, todo esto se reconoce como el lugar creado por la AMP.

Para la EOL como para todas las Escuelas, la AMP no es una abstracción, tiene funciones encarnadas en personas, tiene un presidente con el cual las instancias de cada Escuela y sus miembros sostienen una interlocución permanente, tiene el pago de una cuota, tiene por lo tanto, una presencia efectiva y real.

Cuando un miembro de la EOL se presenta en público, fuera de la EOL, lo hace como miembro de la EOL y de la AMP, no lo hace como miembro de la Escuela Una, lo cual nos hace pensar que se trata, en primer lugar, de un significante que solo podemos compartir en el interior mismo de nuestras Escuelas, es entre nosotros, miembros de la AMP, donde podemos usarlo.

En el proyecto de declaración de la Escuela Una dice: “Esta Escuela es una experiencia” entonces no es una institución, es una experiencia que recoge la experiencia subjetiva de todas las Escuelas.

Si la experiencia subjetiva de todas las Escuelas se comparte en el seno de la AMP, la AMP es el lugar que causa la Escuela Una como efecto, la comunidad de experiencia y de trabajo que de esos encuentros se va construyendo, constituyen la Escuela Una.

Decimos entonces que la Escuela Una es un efecto que deviene de un modo compartido de pensar el psicoanálisis, de pensar la clínica, de compartir la Orientación Lacaniana.

Esto no se produjo de una vez y para siempre, es algo que se fue construyendo a través de los años. Lentamente y a medida que se fueron creando las Escuelas que hoy pertenecen a la AMP, se fue produciendo lo que podríamos llamar una relación de confianza-transferencia de los miembros de una Escuela respecto de las otras.

Un ejemplo claro de dicha comunidad compartida que habla de la Escuela Una es el desplazamiento libidinal que se produce cuando un pasante elige otra Escuela que la propia para hacer el pase, o bien, la aceptación del lugar del éxtimo en los carteles del pase

Entonces vemos que la Escuela Una sería impensable sin su causa que es la AMP con sus 7 Escuelas, pero también sin este desplazamiento libidinal sostenido en la transferencia, que nos permite salir de lo propio para ir a lo otro.

La Escuela Una en un primer momento, fue un efecto de hecho, sin demasiado registro de su existencia, en un segundo momento, el significante Escuela Una vino a nombrar estos efectos, podríamos preguntarnos si el tercer momento, a partir de ahora, sería el de hacer girar esos efectos y ubicarlos como causa de un trabajo en la homeostasis de las diferentes Escuelas.

A partir de este punto nos preguntamos ¿en qué consiste la autonomía de las Escuelas?

Es evidente que el “sí mismo” de cada Escuela es diferente, por lo tanto es esperable que haya distintas formas de consistencias y resistencias a “lo otro” de cada una de las Escuelas.

No es lo mismo una Escuela que fue creada antes de la AMP, que ya tenía su propia trayectoria, que una Escuela creada a partir de la AMP. Es lo que nos permite detectar ciertas particularidades en la identidad de cada Escuela.

Algunas Escuelas como la EOL, tienen el rasgo de estar muy implicadas en el pase. Esto provoca distintos efectos, por ejemplo, toda política que no pase por el pase encontrara cierta lentitud en su realización.

Fue lo que ocurrió con el psicoanálisis aplicado y mas veladamente es lo que ocurre ahora con el “todos analizantes”, hay un cierto interrogante respecto de ¿cuál sería hoy la particularidad del testimonio de un AE, diferente al de un analizante?

En este sentido, nos preguntamos si una mayor presencia de los efectos de la Escuela Una en cada Escuela podría incidir sobre estas cuestiones. Si así fuera ¿cómo hacerlo?

Una primera respuesta podría ser una publicación que refleje lo que llamamos la experiencia de la Escuela Una.

Inmediatamente pensé en la publicación de los Congresos, el Scílicet, que aparece como la publicación del Congreso de la AMP, sin embargo en la contratapa figura el Comité de acción “de la Escuela Una”, es la primera vez que advierto que algo publicado figura como “de la Escuela Una”.

Una segunda propuesta podría ser la constitución de “carteles de la Escuela Una”, internacionales, de 2 años de duración, coincidiendo con el tiempo de los Congresos de la AMP, que acompañen el trabajo del Comité de acción, trasmitiendo su estado de trabajo en cada una de sus Escuelas y su producto final en uno de los días del Congreso.

De todos modos antes que nada habría que preguntarse si no es suficiente lo que ya existe, es la pregunta que dejo formulada hoy, teniendo presente que será nuestra discusión en la próxima Asamblea General del 30 de abril.

1° de febrero de 2010.