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El Debate de la Escuela Una N° 5
 

Lo vivo de la ELP
Mónica Marin

Muchas gracias por provocarnos para salir del silencio sobre el pase en la ELP. Silencio que está presente desde los comienzos mismos de esta Escuela. En el primer Consejo, no supimos conseguir, no logramos prodigar a los AEs por toda la ELP, más allá del intenso trabajo que cada uno realizaba en sus respectivas Sedes y Comunidades. Algo no circulaba desde los inicios de la ELP, a pesar del ingente trabajo de todos y cada una de las instancias por ponerla en marcha.

Hay, sin embargo, otro silencio, que me parece que resuena mucho: el silencio del pase mismo.

Tomé parte en el dispositivo en dos oportunidades, la primera como pasadora y la segunda como miembro del cartel del pase que funcionó en 2005-2007.

¿Cómo transmitir la sorpresa y emoción experimentadas, al enterarme, por la llamada de un pasante, que yo era su pasadora?

Ciertamente, debo confesar que lo primero que me surgió fue que era un error, que se trataría de otra persona... y al instante, superado eso, ¡una emoción! ¡Unas ganas de hacerlo!

Una vez realizadas las entrevistas con el pasante, fueron, a su pedido, varias, preparar el testimonio y el encuentro con el cartel: otra experiencia conmocionante.

Y el efecto sobre el propio análisis, de un antes y un después, así como un relanzamiento del deseo de Escuela.

Pero como podrá observar hablo del pasante en singular. Y es que en los dos años de pasadora, sólo me cupo recibir a un pasante de la ELP, qué silencio, ¿verdad?

Ya en el cartel, recibimos a los pasadores de tres pasantes.

Cada uno de los pasadores, habiendo preparado cuidadosamente sus testimonios, nos posibilitaron un trabajo intenso, que nos permitió trabajar sobre las singularidades de cada caso, en dos de los cuales pudimos verificar el fin de análisis, y en el tercero: experimentar la gran alegría de una nominación.

Y ahí, sí: la reunión con el éxtimo, la prueba de la Escuela Una.

También oír al AE que nuestro cartel había nominado en Roma, ¡otra experiencia de Escuela Una!

Pero... de los tres pasantes no había ninguno de la ELP: el silencio del pase en la ELP otra vez.

¿Qué nos pasa? ¿Qué es una Escuela que no produce –si me puedo expresar así– un AE?

Tercer silencio: el de los carteles, una y otra vez en las Asambleas nos lamentamos de la poca actividad de carteles...

Tal como Lacan los propuso, podemos entender tanto al cartel como al pase, desde el punto de vista institucional, como instrumentos anti didactas.

Entonces el silencio de la ELP, haría resonar el silencio de las beatitudes y suficiencias que Lacan señala en su Escrito

¿Es eso?, ¿tendremos que interrogar entonces cuál es la situación del psicoanálisis en la ELP?

¡Sí, hagámoslo! hablemos de los análisis personales, de la práctica del control, presentemos nuestra clínica y hagamos surgir lo vivo de la experiencia oculto hasta ahora, bajo el manto de los tres silencios: sobre el pase, del pase y de los carteles.

¡¡¡Hagamos circular lo vivo de la ELP!!! Estoy segura que está.