Congreso 2010 Congreso AMP Paris 2010 | "Semblante y sinthome" |
El Debate de la Escuela Una N° 4 |
El pase y la armada Brancaleone El comentario de Marco Mauas sobre el Herem me llevo a la siguiente pregunta: ¿qué distingue a la comunidad judía –o a cualquier otra comunidad, la comunidad argentina, por ejemplo– de la comunidad analítica? En tanto que comunidades, no están ambas animadas por la aspiración al uno, a lo común, en síntesis, ¿por la identificación? Me parece que a título de comunidad, las diferencias no son de fondo. Solo son diferentes los ideales que las unifican, aunque, es cierto, hay ideales mejores que otros. Creo que para devenir psicoanalista, la verdadera cuestión no es tanto como entrar a la comunidad analítica sino como pasar de la comunidad a la disparidad. De ahí el carácter irresistible del testimonio; no hay dos iguales. Una vez, en la EOL, el empuje a la comunidad llegó hasta los carteles del pase. En esa ocasión, una comunidad –en realidad la EOL es una suma de comunidades– soñó con adueñarse del pase. No es imposible si se saben mover los hilos que hace falta y se hacen los cálculos necesarios: piense bien a quien elige como analista, supervise con quien convenga, haga campaña electoral para llevar a sus amigos al cartel del pase, preséntese en el buen momento y trate de convencer a los ingenuos que con este shibolet en la mano el camino para devenir analista está asegurado. En el 2005, esta política comunitaria hizo estallar el pase en la EOL. En esa ocasión me tocó a mi suspender el dispositivo, que solo se volvió a poner en marcha tres años más tarde, gracias a las buenas iniciativas administrativas que se tomaron y al deseo de los miembros. ¿Spinoza y Lacan sufrieron el Herem? Tal vez lo desearon porque entre la comunidad y la excepcionalidad no hubo elección para ellos. Tal vez se hartaron de la comunidad y prefirieron la tierra del exilio, esa donde uno no se siente nunca “en su casa”, donde nunca se habla la lengua del Otro, aunque se comparta el mismo idioma. A esta altura, pienso que si no se soporta el exilio, entonces es mejor formar parte de un conjunto disparatado donde se junten la “la Biblia y el calefón”, como prometen las Jornadas de noviembre. Un poco menos de comunidad y un poco más de “armada Brancaleone”. ¿Por qué no? 1 de noviembre de 2009. |