28 de Junio de 2018 | 20:00 hs.
Noches de la Orientación Lacaniana. Un esfuerzo de poesía.
Cuando el psicoanálisis se saque el lastre del padre
Reseña de Ivana Bristiel Reseña Segunda Noche de la Orientacion LacanianaInventar sin lastre
Cuando el psicoanálisis se saque el lastre del padre fue el título de la Segunda Noche de la Orientación Lacaniana propuesta por el Directorio.
Basándose en una frase del curso de Miller Un esfuerzo de Poesía: "El permiso para gozar no cambia en nada la estructura del goce. Una vez que el psicoanálisis se quita el lastre del padre y de su prohibición, es posible establecer que lo que entraña una grieta [béance] es el goce mismo", Luis Tudanca y Daniela Teggi elaboraron sus ponencias, luego comentadas por Cecilia Rubinetti.
Luis Tudanca hizo énfasis en el par "lastre del padre y su prohibición", abordándolo desde la perspectiva lógica de Lacan en la que el padre es entendido como una función: f(x).
Función que es vacía y cuyo argumento o variable -la x- dará cuenta del modo de cada quién de encarnarla, siempre fallidamente. Pluralización del Nombre del padre que revoca al universal y da paso al uno por uno que emerge en el análisis.
Así, bajo la propuesta de Luis Tudanca de abordar la cuestión desde "un", y no desde "el" psicoanálisis, sacarse el lastre del padre implica un vaciado de la x.
Desde esta misma perspectiva reduccionista, la finalidad del padre de impactar en la familia queda circunscripa a un "decir que no" que, como nos lo aclara Luis Tudanca, es del orden del acontecimiento. Acto que marca un antes y un después y que no refiere a los dichos efectivos sobre la prohibición, sino que por el contrario se pierde en estos mismos dichos en los que se encarna.
Así, quitarse el lastre del padre y su prohibición va en la línea de conmover los dichos en los que se ancló el padre para un sujeto, la creencia en él, los semblantes con los cuales armó su destino neurótico.
A la luz de la frase de Lacan del Seminario 23 "se puede prescindir del Nombre del Padre a condición de servirse de él", la función vacía puede ser concebida como instrumento, lo que abre la vía para pensarla en relación al padre sinthoma.
Es desde otro ángulo que Daniela Teggi aborda el tema. Sirviéndose de las definiciones del diccionario, presenta las distintas facetas del lastre: por un lado evoca los restos resquebrajados en una cantera a los que se les da un uso diverso al convenido; por otro es un peso, una plomada, que otorga estabilidad a quien lo porta; y por último es algo que impide la movilidad, que fija.
Esta heterogeneidad del concepto refleja el brete al que nos enfrenta la última enseñanza de Lacan en conjunción con la época del Otro que no existe. Frente a esta nueva clínica que "implica desarmar el nudo entre el padre y el Edipo y habitar el psicoanálisis sin el lastre del padre", Daniela Teggi nos hace una propuesta: atrevernos a la incomodidad de sostener una práctica que involucre al agujero vía un esfuerzo de poesía.
Nos recuerda que el psicoanálisis es una tarea imposible, y que aloja a este imposible en su seno. Carozo real que no hace conjunto y que nos obliga a maniobrar con la contingencia, la singularidad y la invención. Apuesta entonces por la invención de un truco para llenar el agujero en lo real -parafraseando el título de su presentación- en nuestra práctica.
Evoca la relación entre cuerpo y goce establecida por Lacan y retoma el modo singular de armarse un cuerpo sin la solución del Padre de Joyce.
Por último nos regala una viñeta de su propia clínica que nos enseña cuál es la orientación que conviene al analista para propiciar que cada quién "invente sus arreglos, sus gestos incomparables de sostenerse en su cuerpo" sin el abrigo del Nombre del Padre.
Tras los estimulantes aportes que Cecilia Rubinetti realizó en el comentario sobre ambas ponencias, tuvo lugar la conversación en la cual se desplegaron diversos puntos.
De ellos resalto la necesariedad de haberse separado de la identifcación al padre para llevar adelante un análisis. Separación que también compete al analista quien en su práctica debe operar sin un modelo a la hora de encarnar ese lugar.
Por último la época; en ella nos encontramos con sujetos desorientados, enganchados a un Otro lábil o sin Otro y la pregunta que debemos formularnos, para seguir pensándola, es qué viene al lugar del Nombre del padre en estos casos.
Volver a la Noche: Noches de la Orientación Lacaniana. Un esfuerzo de poesía.
|