11 de Agosto de 2016 | 20:00 hs.
Nuevos pliegues de la imagen
Marienbad: a 80 años del Estadio del espejo
Reseña de Laura Valcarce Reseña de la Noche del ConsejoMarienbad: a 80 años del Estadio del espejo
El jueves 11 de agosto, bajo el título "Nuevos pliegues de la imagen. Marienbad: a 80 años del Estadio del espejo", se realizó la Tercera Noche del Consejo con la presencia de Juan Carlos Indart, Marisa Morao, Luis Tudanca y la coordinación de Gustavo Stiglitz.
En la apertura, Gustavo Stiglitz señala que asistimos a un año de aniversarios: en la Primera Noche se conmemoraron los 160 años del nacimiento de Freud y en esta ocasión se celebran los 80 años de la presentación de Lacan del escrito El estadio del espejo y a su vez, los 40 años del seminario sobre Joyce. El octogésimo aniversario de El estadio del espejo ha sido la oportunidad para explorar una vez más este escrito siguiendo así las primeras elaboraciones de Lacan sobre el registro imaginario y la relación con los desarrollos de su última enseñanza.
En primer lugar, Marisa Morao recuerda que este escrito, que data de 1949, es un texto inaugural en la enseñanza de Lacan, y constituye la reformulación de su intervención en el congreso de 1936, cuya exposición había sido interrumpida por Jones. Destacando la importancia que Lacan otorga desde el inicio de su enseñanza a los fenómenos imaginarios y al cuerpo, toma como referencia la consistencia imaginaria y se pregunta a qué llamamos nuevos pliegues de la imagen respecto de la lógica del estadio del espejo. El recorrido detallado que realiza la conduce a interrogar, desde el último Lacan, si se puede acercar la noción de pliegue a la consistencia imaginaria del cuerpo. Para finalizar su exposición se vale de un caso clínico que le permite dar cuenta de la falla del estadio del espejo y el fracaso en la consistencia del cuerpo, para situar, como contrapunto, una referencia al body art y a dos artistas que hacen uso de su cuerpo en la obra de arte. De esta manera, el body art ¿puede constituir un modo de encontrar una consistencia imaginaria, deviniendo así una suerte de solución vía el arte?
Luis Tudanca parte de situar la diferencia entre la imagen corporal y el cuerpo fragmentado y localiza la insistencia de Lacan, desde el estadio del espejo, en dar cuenta de dos dimensiones del cuerpo. Desde esta perspectiva, realiza un recorrido riguroso que le permite precisar el término "consistencia" articulando las dos direcciones que ella implica. Así, se pregunta qué dimensión del cuerpo está en juego en el término "consistencia", y si es lo mismo hablar de ortopedia que de lo que se mantiene junto.
En su exposición detallada y precisa recorta lo imaginario enlazado a lo simbólico y una dimensión más real, situando una doble vertiente, entre la consistencia que homogeniza y aquella que agujerea. En ese recorrido por el que nos conduce articula, a su vez, de manera exhaustiva, las nociones de debilidad mental y de inhibición.
Juan Carlos Indart enfatiza que Lacan, a sus 35 años, tuvo el gran talento de haber reunido dos aspectos completamente diferentes: el mito de Narciso y las observaciones de la piscología evolutiva. Como modo de rendir homenaje y para investigar qué ha quedado de ellos en la enseñanza de Lacan, propone tomar como punto de partida La tercera, texto que permite revisar los desarrollos realizados en el estadio del espejo.
Así, destaca la presencia de un goce que entra en lo imaginario, y es en el cuerpo -no fuera de cuerpo- y enfatiza que Lacan, en la experiencia del estadio del espejo, marcó la experiencia de goce, situando que hay algo real en juego en este imaginario. Subraya la fuerza clínica de la tesis lacaniana que supone que el sostén de la imagen especular está dado por una identificación con un rasgo en el campo del Otro. Sitúa en una doble perspectiva, la relevancia de la sanción simbólica de un Otro, y valiéndose de una cita, aísla que la inyección de goce en la imagen es anterior al surgimiento del sujeto en el campo del Otro. Así, plantea que la dificultad en la última enseñanza de Lacan es sostener esta consistencia imaginaria como posible sin Otro.
En esta línea, y haciendo referencia a la época actual, acentúa que la gente, después de sacarse una selfie, la sube a Facebook. Destaca así la distancia existente entre la consistencia imaginaria dada por el reconocimiento en el orden del ser y la inyección de goce antes de restituirse en el universal.
Gustavo Stiglitz anima la conversación subrayando el trabajo de Lacan en forzar y llevar adelante esa intuición primera entre las dos vertientes del cuerpo: la imagen y el cuerpo propio.
El público, retomando aspectos precisos de cada una de las presentaciones participa, a través de la formulación de preguntas y comentarios, en la interesante conversación que se produce con los invitados.
Una nueva ocasión que nos invita a explorar y a investigar las elaboraciones presentes en la primera enseñanza de Lacan, y que han sido retomadas en la última. Así, como recuerda Miller, entre el primer Lacan y el último Lacan más bien se trata de una superposición y acumulación de teorías (…) co-presentes [1]. Es una apuesta, cada vez, hallar esas pequeñas articulaciones.
1. Miller, J.-A. El ultimísimo Lacan. Buenos Aires: Paidós, 2013. p.43
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