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De Noches de la Orientación Lacaniana - Índice de textos
La erótica en el tiempo lógico

Por Luis Erneta

El título que finalmente hemos decidido dar a este recorrido permite extraer una primera conclusión: podría escribirse como una intersección, en la que la erótica intersecta, recorta y acota lo que se puede nombrar como conjunto tiempo. Los términos no se unen; la unión, en este caso al menos, puede evocar sueños, los sueños de hacer de dos términos, uno, el monstruo de dos espaldas siempre listo a surgir apenas es evocado. Otro modo de verlo, puede ser tomarlo como: el tiempo lógico con la erótica, es como decir Kant con Sade. El sujeto de pura lógica, como lo llama Lacan en su texto canónico sobre el tema, no es el sujeto que opera en el psicoanálisis, ni es ese sujeto sobre el que se opera. O, si se opera sobre él, es en tanto retorna como efecto de su forclusión por la ciencia. Lo que encuentra su correspondencia en la afirmación de Jacques-Alain Miller, en la primera de las dos conferencias sobre La erótica del tiempo: " ¿Qué expresa la forclusión del tiempo? Expresa la dependencia fundamental de la ciencia con relación al Sujeto supuesto Saber. Desde el punto de vista constitutivo del Sujeto supuesto Saber el tiempo no cuenta" P. 19. Jean-Louis Gardies, autor sugerido por Eric Laurent hace tiempo, en un libro titulado La lógica del tiempo, de 1975, sostiene también que los razonamientos matemáticos prescinden de la consideración del tiempo, y que cuando la física ha obligado a los matemáticos a integrar la dimensión temporal, lo han hecho apoyados en una asimilación previa del espacio y el tiempo. En nuestra práctica, por el contrario, si algo cuenta, es precisamente el Sujeto supuesto Saber y en estrecha relación al tiempo del sujeto sobre el que operamos. El tercer capítulo de Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis se titula, precisamente: Las resonancias de la interpretación y el tiempo del sujeto en la técnica psicoanalítica.

El inconsciente intemporal freudiano se refiere al inconsciente como Sujeto supuesto Saber y Freud parece tomar esa posición para demostrar que el inconsciente es un ser real. p. 21. Pero si el inconsciente no conoce el tiempo, la libido sí lo conoce. La libido, concepto freudiano, tanto como lo es el de inconsciente, aparece entonces como algo que viene a objetar la pureza del inconsciente fuera del tiempo, o que lo trastorna un poco. Surge entonces la dificultad de su articulación en la práctica. Si la libido conoce el tiempo, la pulsión, de la cuál es tributaria, es reacia a ser tomada en la modalidad temporal y se aparece como si fuese inmune al paso del tiempo.

Cuando en la segunda conferencia Jacques-Alain Miller invoca a San Agustín se pregunta si esa experiencia patética del santo en cuanto al tiempo es el sufrimiento de lo perecedero. p. 51. Llamativamente Freud le da a lo perecedero en el tiempo un valor de plus de goce. Basta leer su breve texto: Lo perecedero, que Amorrortu traduce: La transitoriedad, escrito al comienzo de la Gran Guerra, que parece dar razón al refrán: lo bueno, si es breve, dos veces bueno.

En la página 7 de la traducción castellana de las clases del curso, Miller destaca una observación hecha por Pierre-Giles Guéguen, respecto a la relación entre el tiempo y la castración. Afirma que Freud elabora las afinidades de la angustia de muerte, esto es, la finitud temporal del ser humano, con la angustia de castración. Eso eleva el tiempo a la dignidad psicoanalítica de la castración. Es algo que la figura de Crono representa, pues se lo figura provisto de una hoz. Lacan recoge algo de esto en Radiofonía; al final de la respuesta que da a la cuarta pregunta afirma lo siguiente: Que en el archivo de la significancia aquí en juego de la castración, sea depositado el efecto de cristal que toco: la hoz del tiempo. Es verdad que este efecto de cristal resuena en la lengua francesa, entre lo que hace falta, como necesario, lo que falla como falta, y lo falso.

En la editorial de la Revista de la ECF Nº 26, Eric Laurent introduce una separación: "si el inconsciente en tanto que memoria no conoce el tiempo, es en el sentido en que no conoce la medida. Se presta así a lo inmemorial del tiempo, como el mito. La perturbación, el agujero, introducido en el tiempo, en tanto no hay buena hora para lo sexual, libera la función del sujeto, que lo toma en cuenta para alojarse en el après-coup. La única medida que conoce el inconsciente es la del falo, que no da ninguna identidad sexual pero permite el cálculo de una identificación." De todos modos, esa medida fálica no es común a hombres y mujeres, cosa que Miller destaca: del lado masculino se trata de un goce escandido y hasta numérico, numerable. De modo general, la erótica del tiempo inscribe las relaciones temporales del gozar propio a cada uno de los partenairesy la relación entre amor y goce, asimétricas.

No vamos a leer acá un programa que no tenemos; sólo destacamos algunos puntos, dispersos, que tal vez serán retomados, junto con otros, por nuestros invitados.

Sí queremos destacar la profunda implicación ética que conlleva el tratamiento del tiempo en nuestra práctica. Quiénes leyeron la presentación de estas noches en La Carta de la escuela, habrán observado, tal vez, que afirmo que el tiempo puede ser considerado como un principio de nuestra acción. Habrá que demostrarlo. Daré la palabra a Graciela Brodsky, leyendo un breve párrafo de "Función y campo de la palabra…": "Nada creado que no aparezca en la urgencia, nada en la urgencia que no encuentre su rebasamiento en la palabra. Pero nada tampoco que no se haga en ella contingente cuando viene su momento para el hombre, donde puede identificar en una sola razón el partido que escoge y el desorden que denuncia, para comprender en ella su coherencia en lo real y anticiparse por su certidumbre sobre la acción que los pone en equilibrio"