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El entusiasmo en el nuevo amor

Por Nora Alvarez

En el Seminario de La Transferencia, Lacan ubica la función del amor en relación al discurso de Diótima cuando formula que el amor es dar lo que no se tiene.

Recordemos entonces el mito del nacimiento del amor en El Banquete.

Penia, la pobreza, será la madre. Poros, hijo de Metis la inven-ción y el recurso como tal, será el padre.

Un punto esclarecedor encuentra Lacan en este relato, que desta-ca la presencia vigilante de Aporía como la condición que posibilita dar vida a Amor; ya que ella al no tener nada para ofrecer no entra a la fiesta del nacimiento de Afrodita, pero cuando advierte que Poros cae dormido en estado de ebriedad, se introduce en la sala del feste-jo y se hace embarazar por él.

Es así que -deduce Lacan- es la invención el medio para la exis-tencia del amor y su condición la aporía, a la que define como: "...un callejón sin salida, es algo para lo cual somos incapaces de encontrar solución"...[1]

¿Cabe por tanto, suponer que donde ya nada es posible descubrir, solo nos queda el inventar?

¿No es precisamente en relación a este mito donde ya se atisba un bosquejo del nacimiento del nuevo amor?

El arribar a esta propuesta dirige el eje de este trabajo hacia la escena de un sueño.

Una mujer entra a un ascensor y cuando está cerrando las puertas, su analista le alcanza un billete de importante valor. Ella tenía ya en sus manos un billete casi nulo y se queda observando ambos sin saber por cual de los dos decidirse.

La primera asociación la lleva a reconocerse en el billete de es-caso valor, aludiendo a Penia la aporía, la que no tiene "nada para ofrecer más que su falta"[2]

Continuando en la cadena de asociaciones, no recuerda cuál es el nombre del "poder hacer'", así designa al padre del amor.

Cuando recuerda y nombra a Poros, lo que más cautiva su aten-ción es que ese poder hacer. el significante que le falta, es la inven-ción misma y que sin recursos tendrá que inventarlo.

Y bien, si llegado a este punto podemos decir que no se trataría de ubicar el final de un análisis, bien vale el intento que la enseñan-za de Lacan nos ha legado en sus bosquejos.

"Es en torno a ese casi nada que gira realmente la escena",[3] -observa Lacan-.

Es en torno a lo real de la escena de un sueño en transferencia, donde se lograría enmarcar: "Solo el amor permite al goce condescender al deseo"[4].

Y es en la función del deseo como pura falta, donde la significa-ción del amor podría surgir de un encuentro diferente. Amor que, demuestra Lacan, no subsiste sino de la contingencia y que no se hace necesario.

Definiendo la contingencia como lo que cesa de no escribirse y lo necesario como lo que no cesa de escribirse.

Lo cual nos llevaría a pensar que la articulación de la duda fren-te al misterio de la elección, ubica al sujeto en el punto digno de su lugar de falta, mostrando algo nuevo que estaría por fuera de la ca-dena significante y del lado de un encuentro con lo real.

Encuentro fallido, por tanto imposible. Pero el amor.. cito: "...en su relación con lo imposible está del lado del paso de algo a lo escrito, del lado de una respuesta de lo real, y nos avala el interés de considerarlo como signo, como signo de algo nuevo, como signo de algo que cesó de no escribirse". [5]

El entusiasmo
¿Cómo articular ahora el entusiasmo en el nuevo amor?

Cito: "Desde ese momento sabe ser un desperdicio, es lo que el análisis ha debido, al menos, hacerle sentir. Si ello no lo lleva al entusiasmo, bien pudo haber habido análisis, pero analista, ni por asomo"[6].

Eric Laurent sostiene que el desperdicio implica una modifica-ción del juicio del analista, que se orienta no sobre el ideal, ni sobre lo hermoso, sino sobre el desperdicio. Y define al entusiasmo como un afecto estrictamente determinado por el saber.

Pero ... ¿Cómo entusiasmarse en el desperdicio? Hasta ahora, el in-tento de ordenar conceptos me inclina a arriesgar preguntas que co-mo tal formulo.

En tanto el goce pulsional se articula al deseo a través del amor. Trabajando la diferencia que se establece en el Seminario XI entre el campo del amor y el de la pulsión donde se sitúa la pura actividad, ¿ubicaríamos de este modo la satisfacción de la pulsión del lado de la contingencia y la función del entusiasmo como afecto correla-tivo de la pura actividad?

Y si el amor lacaniano es invención de saber que accede a lo real determinándolo de una manera nueva, ¿podríamos pensar al entu-siasmo como la expresión activa de una satisfacción que no subsiste sino de la contingencia?

 
 
Notas
1- Lacan J. La Transferencia. Sem. VIII 1960-61. 1ra Parte. Sem. 18-01-61. Pág. 171. Inédito.
2- Lacan J. La Transferencia. Sem. VIII, 1960-61. 1ra parte, pag 172. Inédito.
3- Lacan J. La Transferencia. Sem. VIII, 1960-61. 1ra. parte Sem. 23-11-60. Pág. 42. Inédito.
4- Miller J.-A. Lógicas de la vida amorosa, IV Conferencia, Pág. 53.
5- Indart J.C. Problemas sobre el amor y el deseo del analista. Pág. 1 14. Ed. Manantial.
6- Lacan J. "Nota italiana" . Uno x Uno N. 17. Abril 1991.
 
Bibliografía
Debate con E. Laurent (24-01-92). "¿Cómo verificar el final de análisis?"
Archivos de psicoanalisis. Ed. Eolia
Lacan J. El Seminario, Libro 11 . Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Ed. Paidós.
Lacan J. El Seminario. Libro 20. Aún. Ed. Paídós. "La rata en el laberínto". Cap. XI.
Miller J.-A. "Hacia un significante nuevo". Uno x Uno, N° 31. 1992 .
Soler C. Lacan y El Banquete. Puntuaciones. Ed. Manantial. 1991.