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La Escuela
Asamblea y Congresos Ordinarios

19 de marzo de 2010
Palabras de Diana Wolodarsky con motivo de su asunción como Presidente de la EOL

Queridos Colegas, queridos Amigos y estimados Delegados,

Cuando me enteré, que un poco por automathón y otro poco por contingencia dentro de la permutación en el Consejo Estatutario iba a tomar la función en la presidencia, debo confesar quedé un poco anonadada.
Con esto quiero decir que, hace 5 años cuando me autopropuse y fui elegida en Asamblea por gran parte de los miembros que uds representan, jamás se me ocurrió esta posibilidad. Y no es que desconociera los estatutos. Entonces, ¿a qué se debía tal sorpresa?
¿Por temor a la responsabilidad? No lo creo, sé que he dado pruebas de ello.
¿Por que no sabría como hacerlo? tampoco. Estoy convencida que no hay un saber preestablecido, también que no todo depende de mi. Que no está en mí la primera ni la última palabra. Tampoco estoy sola, por el contrario, cuento con colegas compañeros del Consejo y Directorio quienes, no solo son de plena confianza, sino, que compartimos un horizonte en lo que entendemos respecto a ser fieles al significante ‘permutación’, en términos de mayor renovación. También la presencia y disposición que ha ofrecido Leonardo Gorostiza, como próximo presidente de la AMP.
Así vino a responder a mi sorpresa el término: ‘discontinuidad’.

Que sea yo quien encarne hoy esta función da cuenta de lo que persiste aún del automathón a la hora de designar las instancias, pero también, que de ese automathón estamos pasando a una discontinuidad respecto de lo que se dio en llamar, ‘el pecado fundacional’.
Para los que no estén al tanto, se llamó así a necesarios acuerdos y compromisos de cómo dar inicio a nuestra Escuela, en tanto se conformaba a partir de la disolución de diversos grupos analíticos. Grupos sólidos, fuertes e independientes dispuestos a conjugarse –y a jugarse- en una experiencia orientados por una transferencia común. La apuesta en el psicoanálisis lacaniano, orientado por J-A.Miller.
Así formé parte del Movimiento hacia la Escuela, siendo miembro de uno de aquellos grupos. Y en el corazón de ese movimiento me sedujo aquello que distinguía lo propio del concepto Escuela como sujeto: el dispositivo del Pase, propuesta que ningún grupo podía sostener por sí mismo.
Desde ese momento participé formándome, dando cuenta de ello y tratando de entender cómo era eso que la política tuviera que ver con el psicoanálisis. Hasta ese momento, para mí: la política en psicoanálisis era asunto de otros.

Pasaron ya 18 años de la fundación- también pasaron para mí- y diría que, a esta altura me resulta inconcebible pensar el psicoanálisis si no es en términos de política.
Así, es razonable que pueda estar yo hoy aquí, un poco menos sorprendida. Pero también y fundamentalmente, x que para mi –como sé que para muchos de uds- esa identificación grupal se ha ido diluyendo gradualmente, transformándose en renovados lazos sostenidos en transferencia de trabajo.
Lo que demuestra estar en la orientación de la política actual de la enunciación
en términos de tolerar, un poco más, la disparidad.

Con la función que hoy asumo y que durará un año, daré por finalizado mi paso por el Consejo Estatutario. Seis años en total. Para quienes tengan algún grado de sensibilidad a la transitoriedad, comprenderán que resulta un tanto excesivo. Vengo bregando (y no soy la primera), por reformular la conformación y el tiempo de permanencia en esta instancia orientadora. Seria auspicioso que, junto a la nueva sede inventemos nuevas formas confiables.

En este tiempo he podido dimensionar que la Escuela no empieza y termina en la EOL. No es que tampoco lo ignorara antes, pero, así como la interpretación tiene el don de resonar en el cuerpo mi paso por el CE también lo ha tenido. Logró poner en perspectiva, de manera inédita, las variables que conforman el concepto Escuela respecto de la AMP y de la Escuela Una. El psicoanálisis en intensión y en extensión, la importancia de sostener nuestra presencia y conexión permanente en el ámbito universitario y público, afianzar la oferta de una modalidad de atención que lleve nuestro rasgo, la inserción en la ciudad a través de los medios, que desmitifique al psicoanálisis lacaniano como para pocos o para intelectuales. Propongo avanzar en esa dirección.

Mis palabras están dirigidas a uds y a quienes representan, pero también, a aquellos que trabajan y se forman para alcanzar, en algún momento, la condición de miembros de esta Escuela.
La erótica del tiempo da cuenta que el deseo no llega a destino como un correo puerta a puerta. Que el margen de lo incalculable es una variable en juego y que estas condiciones no atacan las aptitudes singulares. Esto indica que uno tendrá que arreglárselas para saber hacer pasar esa libido respecto de la
causa analítica, cada vez. Para ello se necesita de un deseo fuerte, decidido que no se de fácilmente por vencido.
Me refiero a estos avatares que son parte de la formación, para que en su cálculo esté contabilizado también el aspecto político, bien entendido. No como intereses de grupo, personales o de conveniencias, sino, como políticas que se formulan o replantean acorde a las circunstancias de cada momento.

Así como para el Pase hay que sortear un dispositivo, seguimos trabajando en diseñar uno apropiado para la admisión, el cual se verá afectado por una política que no es una y la misma, invariable. Justamente, por tratarse de política, varía. Que esta varíe no es capricho ni arbitrariedad, es cálculo que se pretende conveniente a las circunstancias que resguarden el porvenir del psicoanálisis en el mundo, por medio de las Escuelas que confían su orientación en la extimidad de la Escuela Una.
Recuperemos el término Movimiento para ir contra la tendencia natural a la ceremonia o ritualización. Si concebimos a la Escuela sujeto es que hay allí un real en juego.
Entonces están los AE a quienes se les demanda interpretar la Escuela: analistas de la escuela sujeto, (este año es sumamente alentador en lo que hace a la presencia de tres nuevos AE y uno, aún en función)
pero, eso no implica que nosotros, miembros, durmamos depositando en ellos la esperanza de una revelación acerca de ese real.
Entiendo que cada miembro y cada aspirante a miembro tienen responsabilidad respecto a esta causa, la que le incumbe en tanto se reconozca identificado a ella.

Repensar el dispositivo del pase, es testear de qué salud goza la causa analítica entre nosotros. No quiere decir que todas las escuelas respondan de la misma manera. Se trata de la Escuela Una, pero no de la igualdad de las escuelas. Se trata de participar de ese debate desde nuestra experiencia en un intercambio, no necesariamente de aburridas coincidencias.
En continuidad al trabajo que lleva adelante el Comité de Acción y a pasos del próximo Congreso, el Consejo y el Directorio invitará a una próxima reunión orientada hacia la Gran Conversación de la Escuela Una a realizarse en París. Podremos trabajar las contribuciones recibidas en la lista coordinada y editada eficazmente por Dudy y también los temas abordados hoy (fundamentalmente la admisión), y en las que se da cuenta de la particularidad de nuestra Escuela, en la palabra de sus miembros.
Está en el espíritu del Consejo poner en perspectiva el lazo que sí hay al hablar de Semblantes y Sinthome, respecto del intento de ubicar el real en juego en nuestra Escuela.
Por qué no promover al regreso del Congreso algunas reuniones durante el año, en las que continuemos debatiendo el estado del psicoanálisis lacaniano en el mundo y estudiar nuestro aporte y presencia en él.

Amigos, ahora sí concluyo.
Deseo un muy buen año de trabajo para todos junto al Consejo y el Directorio, y en lo personal: agradezco la confianza y me comprometo a seguir orientada: ‘poléticamente’.
Sintetizo en esta palabra aquellos principios ético-políticos del psicoanálisis que permiten que hoy me dirija a uds en calidad de, presidente de la EOL.

Diana Wolodarsky
19-03-2010