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Lucía Blanco, 2002
 

Tengo un talento especial para conformarme con lo fragmentario´Supo decirle Freud a Groddeck.Propongo ese auspicio. El llamado fin de la historia como una totalidad a la que no se le puede ya oponer nada(ni alternativa, revolución o confrontación)puede ser cuestionado por el discurso analítico desde lo que tal vez constituye su horizonte histórico más esencial: Pensar la mujer. El fin de la historia y la subjetividad absoluta, indudablemente sostenidos en lo que las formulas de la sexuacion se presentan del lado masculino, pertenecientes al régimen del Todo, deben aún ser sometidos a la diferencia que impone la sexuación femenina del no-todo. No se trata de que en la escritura del no-todo. ,se encuentre una superación de los impasses especialmente políticos con el régimen del Todo impregna la historia, pero sí al menos reseñar que pensar la mujer, escribir la lógica que rige su relación al significante ha transformado radicalmente lo que significa pensar. Hay una afinidad estructural entre la idea del Todo y el unversal, con el lenguaje. El lenguaje es siempre una prefiguración de lo universal. De alli que a las instancias del pensamiento siempre se les imponga la lógica del Uno y del Todo.Pensar no ha sido otra cosa que desenvolverse en los meandros del Todo y la excepción. Lacan señala que el no-todo que se distingue de la lógica edípica ha surgido directamente de las mujeres(Conf Ginebra.en sobre el sintoma)

Resulta que Hegel no se desentendió de la diferencia sexual, fundamentalmente con su Antigona.En la oposición ley divina y ley humana, La ley humana, representada por el hombre es consciente de sí misma, tiene existencia y validez en la Polis, la ley divina representada por la mujer se corresponde con la inmediatez, inconsciente y familiar. La familia es el pueblo contra el pueblo, o sea, lo que perteneciendo al pueblo como divino no se reabsorbe en los intereses universales de la polis como pueblo de la razón. De qué modo emerge la diferencia sexual? En el interior de la ley divina y en su concreción familiar. Hegel distingue 3 modos de vínculos caracterizados por diferentes tipos de asimetia.1)Las relaciones marido-mujer, híbrida con respecto a lo ético, reciprocidad basada en apetencias, unilateral, lleva racional. 2)las relaciones padres e hijos, se anulan entre sí, los padres captan su para sí al marido como hombre a la familia pero no logra transportar a la mujer a la comunidad en sus hijos y al ser su propia actualidad enajenada en ellos la piedad mutua se ve afectada.3)Las relaciones hermana-hermano, relación sin mezcla, no tienen que dar ni recibir el ser para si, por lo cual encuentran una reciprocidad tal que los constituye en libres. En la visión hegeliana, la hermana no necesita a diferencia de la esposa o la madre, recibir su para sí de otro. La mujer no tiene en sus padres la intuición de su ser para de manera positiva, lo femenino tiene en tanto hermana el más elevado presentimiento de la esencia ética en el conjunto totalizante ha surgido una excepción: lo femenino.

La Antigona de Lacan es diversa. Hegel quiere hacer coincidir a Antigona con la ley divina, Lacan en cambio la restituye al lugar de una presencia irreductible. Mas allá de la familia y la patria, más allá de los desarrollos moralizantes consagrados a futuras reconciliaciones, lo que hay es Antigona misma, con el brillo insoportable de la belleza que nos intimida y donde se refleja el deseo puro, muerte vivida de manera anticipada, vida insinuándose en la muerte. Mientras para Hegel la mujer es una excepción. Lacan nos sitúa a Antigona en las puertas del no-todo y es precisamente porque Lacan introduce la cuestión del semblante fálico que a diferencia de Hegel que anhelaba superar la tragedia en su camino hacia la Filosofia moral, Lacan puede un vaso comunicante, inédito, entre lo trágico y lo cómico (Las consecuencias de esto se miden en la clínica, discusión con G.Pommier y su libro La excepción femenina)

Lo místico: .Lou-Andreas Salome nos cuenta de las reticencias de Freud con respecto a la filosof, ia. Freud pensaba que cada uno debería combatir la necesidad intelectual de una unidad definitiva y a Groddeck a quien Freud ataja de ésta manera en la carta del 5/6/17. ¨Porqué desde su bonita base se arroja usted a la mística, suprime la diferencia entre lo anímico y lo corporal, y se aferra a teorías filosóficas que no vienen al caso? ,Me temo que sea usted un filosofo con inclinación monista, que menosprecia las bellas diferencias en aras de la seductora unidad. Acaso con eso nos libramos de las diferencias?

En Lacan encontramos por lo menos tres posiciones con respecto a la mística.1)Coincidencia con Freud, calificación peyorativa de místicos a ciertos analistas post-freudianos(Variantes de la cura tipo)Dice, mística es todo proceso que velando el objeto imposible de reintegrar al campo del Otro, plantea como posible la unificación sin resto. (introyecciom en Ferenczi,Idemtificación con el super-yo del analista en Strachey,trance narcisista terminal en Balint.Desde ésta perspectiva.lo peor de la psicoterapia es la creencia mística en la restitutio ad integrum.2)La diferencia entre el psicotico Schreber y los místicos sobre el fondo de la relación al Otro.Mientras que en la psicosis la iniciativa es siempre del Otro,en los místicos la iniciativa es del sujeto de deseo.Lo de Schreber no da la impresión de una experiencia original subjetiva, su testimonio es verdaderamente objetivado, Schreber es violado, manipulado, charloteado por el Otro, a diferencia del místico que se dispone a recibirlo.3)Mística y goce femenino. En Aun, Lacan plantea una diferencia con respecto al goce femenino, una vertiente pasa por el falo, pero además la mujer siente un goce suplementario. Los místicos son justamente aquellos que vislumbran un goce más allá. Ambos goces, el fálico y el otro goce son inherentes a la mística. Ahora bien ese goce sin representación tendrá que ajustarse con las vueltas de lo dicho, para que él sepa responder más allá del símbolo fálico.a la exigencia de un goce más allá y del cual la mirada no se desvía con facilidad. Lacan hace de este goce una exigencia superyoica, un empuje-al-crimen y la posición analítica consisten en decir que esta voz imperativa, sólo es mortífera para aquel que rechaza hacer lugar a un decir femenino donde hay una incidencia directa del Otro.Inconsistir, indemostrar indecidir a partir del deseo del analista. Ni feminizarse, ni identificarse al falo, sino de un decir que dice del Otro que no existe (J.Aramburu). La Santa Teresa de Bernini, en cierto sentido da cuenta de su abrazo con el padre muerto, pero en otro sentido da cuenta de la Alegria del Otro que no tiene nombre pero cuya presencia es certeza.

 
 
Notas
1- Laurent, Eric: Posiciones femeninas del ser.
2- Alemán, Jorge: Cuestiones antifilosóficas en Jacques Lacan.